Así podemos interpretar el
desarrollo de la huelga fijada para ayer, día 24, en la que
muchos alumnos faltaron, otros asistieron a clase y, en
cuanto al profesorado, un 20% secundó la huelga y el resto
no, ya veremos lo que dicen ahora los sindicatos.
Es lo que hay, y es el resultado, una vez más, de una huelga
en la que parecía que tendría un seguimiento mucho mayor que
el que tuvo.
Y es que uno, que mira y suele ver, está convencido de que
hay mucha más gente de la que parece que están a favor de la
Lomce, aunque todas las publicidades apunten a lo contrario.
La ley está siguiendo los pasos reglamentarios, y a partir
de ahora, ya veremos hasta donde se puede llegar porque, si
se pone en marcha esta ley, las cosas estarán mal, pero si
seguimos con lo que tenemos, no me cabe la menor duda de que
vamos a estar mucho peor.
Aparentemente, padres, alumnos, sindicatos y si me apuran
mucho hasta las ONGs estarían en contra de la Lomce, pero
cuando echas mano a los números reales, a los que han
secundado la huelga, vemos que esa huelga tiene muchos menos
apoyos de los que esperaban, por algo será.
Claro que por algo será, porque cualquiera que no sea tonto
y mire, va a ver que muy mala tendría que ser la Lomce
cuando fuera peor que la Logse actual, o cualquiera de las
demás reformas que, en sus muchos años de gobierno,
introdujo el PSOE, en la Enseñanza.
La izquierda, mejor dicho los sindicatos de clase, han
vuelto a patinar, no han sido capaces de mover al personal
que pensaban, y eso que dije hace días lo tengo que repetir
ahora, porque los sindicatos, hoy, y cada vez más, están tan
desprestigiados que no arrastran ni a los más amigos de los
movimientos huelguísticos.
Hoy por hoy, los sindicatos de clase, ellos sobre todo,
tienen “las maletas hechas” para coger el camino del rumbo a
... no sé donde. Y es que los sindicatos, cuando nacieron
como es el caso de las Trade Unions de Inglaterra tuvieron
su razón de ser, ya que fue gracias a ellos cuando se quitó
a los niños del fondo de las minas. Entonces eran necesarios
y cumplieron con sus iniciativas, pero desde entonces, hasta
hoy, las cosas han cambiado y, en estos momentos, se han
hipotecado, al tiempo que se han convertido en ser una
carrera más, la de ser sindicalista, como otra carrera que
sería la de ser político.
Podemos ir más lejos, más de un obrero no puede creer que un
representante sindical lleve liberado 15, 20 o más años, y
tampoco se puede comprender que hay sindicalistas que como
miembros de comités de bancos, por ejemplo, estén cobrando
más que un profesional de la medicina, de la abogacía o de
otras especialidades, de las de altura.
Con la situación así, no es extraño que “la gente de a pie”
vuelva la espalda a los sindicatos y el día de la huelga
vayan a ocupar su puesto de trabajo, como otro día más.
A la hora que estoy escribiendo, pues, en la tarde del
jueves, no tengo aún los datos exactos de la huelga, pero ya
es llamativo que en un instituto como el “Siete Colinas” de
Ceuta, en la mañana de ayer faltaran 18 profesores, tan
sólo, mientras que otros 82 fueron a clase. Los datos estos
son exactos, los que aporten los sindicatos o la Dirección
Provincial, ya veremos si no aparecen maquillados y sin
coincidir los unos con los otros.
Sea como sea, ya se pasó ese día, el tan anunciado, con
otras manifestaciones más, por delante, pero sin el éxito
que se prometían los sindicatos para la jornada, éxito que
ahora no ha llegado, con lo que o, definitivamente, tiran la
toalla, o cuando menos se piense convoquen otra huelga más,
que volverá a ser un fracaso.
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