El Presidente Vivas parece haberse especializado en mirar
hacia otro lado, intentando convertir su Gobierno en una
especie de hermandad nazarena en la que se cubren unos a
otros cuando vienen mal dadas, evitando asumir
responsabilidades de ningún tipo. Incluso ha llegado a decir
que “pedir responsabilidades forma parte de la dialéctica
política” que lleva escuchando desde que asumió el cargo.
Impresentable.
En este sentido, prefiero un sistema judicial garantista a
uno punitivo. Prefiero que un tribunal se equivoque a favor
del culpable que en contra del inocente. Pero esta
preferencia empieza y termina en lo que compete a togados.
En política las cosas tienen que ser al revés. ¿Por qué?
Porque un sistema político no se puede basar en la
confianza. Yo no quiero que nadie confíe ciegamente en su
representante. Yo no quiero que la gente tenga fe en el
sistema. Tampoco quiero que los juicios de valor sobre algún
político se impongan a los hechos que rodean a ese político.
Y hablo de hechos y no de “hechos probados” porque mi juicio
es político y no legal. En el juicio político sí debe haber
una rendición de cuentas punitiva. En el juicio político,
cuando el detrito llega a cierto nivel, uno es culpable
hasta que demuestre su inocencia. Es más, uno es más
culpable si no ves que se mueva lo indecible para demostrar
su inocencia.
En lo personal, si judicialmente se van de rositas, les daré
la enhorabuena (o no). Ahora bien, que para conseguir sus
fines por el camino se quieran cargar todo lo que se le pone
por delante, es algo que acabarán pagando.
Cuando los socialistas les dicen que el presidente de un
gobierno, ya sea central o autónomico, no puede estar ni a
treinta kilómetros de cualquier cosa que huela mal, tiene
razón. Sí, señor Vivas, ya sabemos que Carracao es un ser
malvado, pero eso no le quita la razón. Y además, no estamos
aquí para hablar de Carracao ni del PSOE, sabemos que son
más malos que la tiña y todo lo que se les puede pedir es
que depongan las armas y se disuelvan, pero ahí tienen
razón, insisto.
Vivas debe olvidarse de “inquisidores, resentidos,
aduladores de antaño que ahora no tocan bola y oportunistas
sin escrúpulos” y de lo mal que le huele el culo a los
demás. Y debe, de una vez por todas, depurar
responsabilidades políticas en su Gobierno y asumir también
las suyas. No sé si políticamente los casos ‘Urbaser’,
‘Kibesan’ y otros muchos no judicializados, son suficiente
para dimitir, lo que sé es que esto es impresentable. Y sí
señor Vivas, estos casos son más impresentables que
cualquier actuación del PSOE o de Caballas, porque usted es
el maldito presidente del gobierno.
Supongo que en el PP hay gente lista y tendrán expertos que
les digan los pasos que tienen que dar y la forma en que
administrar sus tiempos. Y sabrán hasta dónde estirar la
cuerda, porque estan rompiendo más cosas que su partido.
Luego vendrán los lloros y será tarde.
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