Buenos días, Ceuta.
Entramos en una dinámica temporal con mucho temporal por
delante.
Comenzando por los franceses quejándose al Tío Tom porque
son espiados, como si no supieran que eso viene desde que se
creó Internet, perdón, mucho antes… desde se creó la CIA.
Pasando por los yemeníes y pakistaníes asesinados por
‘drones’ estadounidenses que no saben distinguir entre
civiles, militares enemigos o terroristas. Ni siquiera niños
de adultos.
Apoyaría, indudablemente, calificar a estos ataques como
crímenes de guerra.
Ya más dentro del sistema doméstico, vemos que la presidenta
del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha despertado de su
sueño en el País de las Maravillas –por otro nombre
Catalunya- asustada por la tremenda sonrisa del gato
invisible, apoyado por el señor conejo.
La que no ha despertado todavía de su susto, es, Mar
Esquembre, invitada por el partido socialista a la última
sesión plenaria del Congreso.
El severo cacheo a que fue sometida por la policía antes de
entrar en el hemiciclo llega a altas cotas de excesivo celo
policial.
Dejar a una de las invitadas en bragas ya es el ‘súmmum’ de
hostilidades y acomplejaría a las futuras señoras invitadas.
No todas tienen rótulos en sus torsos, en alusión a las
chicas de Femen, ni siquiera osarían mostrar sus tetas
porque sí.
Lo simple es que este Gobierno nuestro está dejando desnudos
a la mayoría de los ciudadanos y… ni se quejan.
Con la de espías que hay en el país, desde los tiempos de
Maura, vienen ahora los de nuestro Gobierno en que llevan
meses esperando que los EE.UU nos digan si nos espían.
Lamentable respuesta del ministro de Exteriores, José Manuel
García-Margallo, quién asegura que no tiene constancia de
que la NSA (¿?) haya intervenido las comunicaciones…, aparte
de que indique que si dejara a Artur Mas para que intervenga
en el Foro del Mediterráneo sería saltarse las reglas.
Pero, hombre, José Manuel… si hasta el más pequeño de mi
familia sabe que estamos intervenidos desde el momento en
que IBM puso sus plantas en este país.
Tantos años sin enterarse… ¡vamos, hombre!, que no nacimos
ayer.
Ya andamos por las ramas, en cuanto a justificar difíciles
decisiones del Gobierno, con salidas de tono, tono demasiado
optimista eso sí, por parte de los llamados ‘ministros
estrellas’.
Estos ministros son de esos personajes que se mueren por
salir en pantalla, sea de plasma o de papel, representando
un papel de ángeles salvadores de la humanidad.
Desde “Se vislumbra la salida del túnel” de Cristóbal
Montoro, hasta “Soy un portento de humildad y educación” de
José Ignacio Wert, me da no sé qué… parece que nuestro
Gobierno se ha introducido en la retórica shakespeariana
puesta en escena.
Unas escenas representadas al puro estilo del teatro
isabelino, con grupos de actores o compañías que llevan el
nombre de quienes los patrocinan y con los estrados del
Congreso como escenario.
Mientras… seguimos siendo la España de la pandereta y del
botijo, soltando grandes vivas al aumento de récords de
turistas que nos visitan, y conformándonos con chorizos
marca España.
En fin, la vida sigue y yo también, ahora comiéndome un
bocadillo de chorizo que no es marca España.
|