La erótica del poder seduce de tal
manera que lleva a ciertos políticos a perder la perspectiva
de los acontecimientos. En Ceuta, Juan Vivas parece querer
perpertuarse en el cargo y a media legislatura ya anticipa
su reelección, sin recapacitar sobre aquélla recomendación
de su admirado y tantas veces recordado José María Aznar,
quien dijo que dos legislaturas era lo recomendable para no
adocenarse en el cargo y cuando también se está limitando a
cuatro años la permanencia de los consejeros de la entidades
bancarias. Resulta que tenemos a un Juan Vivas dispuesto a
asumir una condición vitalicia que nadie le ha pedido y que
él ha proclamado con la solemnidad pertinente en una reunión
en la sede social de su partido.
Un Gobierno que no es capaz de respetar una Sentencia
judicial firme, que tampoco atiende las normas de
cumplimiento de un Convenio Colectivo a las que se
compromete, que desprecia a los sindicatos, a los partidos
de la oposición cuando lo estima conveniente, que incumple
los acuerdos plenarios y las promesas electorales, que no es
capaz de asumir ningún tipo de responsabilidad, sea cual sea
el asunto en el que esté envuelto, ha de reciclarse o hacer
ejercicio de catarsis y, en vez de sacar pecho, ha de ser
humilde y reflexionar sobre la pérdida de crédito político
en vez de vivir de las rentas mirando permanente al pasado.
Un ejercicio de humildad y autoreflexión no le vendría mal
al Gobierno de Vivas y al propio presidente, al asumir
comportamientos poco edificantes o no acatar y cumplir una
Sentencia firme como la de RTVCE. A nivel institucional este
tipo de comportamientos con los jueces, dice mucho y nada
bueno, en contra de un Gobierno aunque éste sea local.
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