Un agente de Policía Nacional fuera de servicio logró el
pasado domingo, sobre las 17.00 horas, reanimar a una niña
de casi tres años que estaba inconsciente en la playa de ‘La
Ribera’. La pequeña se había adentrado en el mar en un
descuido y su padre logró rescatarla tras unos instantes. El
policía que se encontraba en la playa se acercó a ellos y se
identificó para realizarle inmediatamente la técnica de
reanimación cardio-pulmonar. Poco después, la niña volvió a
respirar y fue trasladada al hospital. Esta es la historia
de Jesús Manuel Imbroda, un agente de 32 años y de origen
melillense que, sin quererlo, se ha convertido en un
verdadero ‘ángel de la guarda’ para la niña que salvó y para
su familia.
Salvarle la vida a alguien puede cambiar la tuya propia y
esto es lo que le ha sucedido al agente de Policía Nacional,
Jeús Manuel Imbroda, quien el pasado domingo logró reanimar
a una niña de casi tres años que se ahogó mientras
disfrutaba un día de playa con su familia. El no se siente
un héroe, pero para la pequeña y sus padres se ha debido
convertir en un ‘ángel de la guarda’ muy especial.
Al filo de las cinco de la tarde, este joven de 32 años,
estaba en la playa de ‘La Ribera’ aprovechando su día de
descanso cuando se formó un revuelo en la arena. Al
acercarse se encontró con una niña de casi tres años,
“totalmente desvanecida y tumbada en la arena”. En ese
momento, la gente se encontraba en estado de ‘shock’ y nadie
sabía qué hacer. “La niña estaba totalmente pálida y con los
ojos cerrados, no sabía cuánto tiempo había estado
sumergida”, contaba ayer este agente, que no dudó en
acercarse a la pequeña para empezar a controlarle las
constantes y hacerle la maniobra de Reanimación Cardio-Pulmonar
(RCP). Una técnica que con niños tan pequeños requiere unas
características especiales que, afortunadamente, este joven
conocía debido a su pasado como miembro del O61 y socorrista
en las playas de Melilla, su ciudad natal.
Instantes decisivos
Jesús se encontró con que la pequeña no respiraba, estaba en
parada cardíaca y cada segundo contaba para salvarle la
vida, pero también para que no sufriera ninguna secuela.
“Estaba totalmente centrado en la menor, a mi alrededor no
había nada más. De vez en cuando escuchaba chillidos, cuando
miraba de refilón, y veía a la madre, que estaba
desesperada”, relataba ayer Jesús durante una rueda de
prensa que ofreció en al Jefatura Superior de Policía de
Ceuta. “Al cabo de un minuto, la niña abrió los dos ojos,
con sus pestañas enormes, de par en par”, un momento que
este joven confesaba que no podrá olvidar nunca. Enseguida,
la pequeña empezó a echar el agua que había tragado y el
agente la colocó en posición lateral. “La niña reaccionó muy
bien y se puso a llorar, lo que me dio mucho ánimo porque el
llanto significaba que los pulmones estaban funcionando”,
narraba este agente para contar como la formación recibida
en el cuerpo es “fundamental” para saber reaccionar en casos
como este.
Poco después llegó la asistencia sanitaria para llevarse a
la pequeña. Pero Jesús no estaba dispuesto a olvidarse de
esa niña que le cautivó con sus ojos. Por ello, el joven se
acercó más tarde al hospital. “Allí estaba con un gotero,
despierta, me dio un besito y me miraba, esa es la alegría
que se lleva uno cuando se encuentra con este tipo de
situaciones”, reconocía este agente que también confesaba
como la vocación de ser policía le viene desde muy pequeño.
A sus 32 años, Jesús lleva diez en el Cuerpo de Policía
Nacional, y para él lo mejor de su profesión son momentos
como el que vivió el pasado domingo, aunque en ese instante
no se encontrara de servicio. “Al tratarse de una niña tan
pequeña y yo ser padre de un niña también pequeña, saqué el
instinto paterno”, contaba.
“La atención al ciudadano es uno de los pilares
fundamentales que tenemos en la Policía y el poder haber
hecho una buena acción me complace muchísimo”, afirmaba
Jesús que confesaba que hechos como este le “motivan”. “A
veces caemos en la rutina, cada uno en su grupo de trabajo
entra dentro de su disciplina, y estas cosas te motivan
mucho a seguir, sobre todo con la formación. Nunca piensas
que lo vas a necesitar y cuando llega este momento te das
cuenta de que estás totalmente capacitado para responder”,
explicaba este agente de la UDYCO.
Tras salvar una vida, uno se convierte en héroe sin
quererlo. Sin embargo, Jesús dice que el sólo cumplía con su
deber como ciudadano y así lo pensaba cuando, tras recuperar
a la niña se quedó tumbado en la arena. “En esos momentos me
venían a la cabeza todas aquellas situaciones de rescate en
las que yo me había visto envuelto anteriormente en mi vida,
pero que habían sido con adultos, nunca con un bebé y, la
verdad, me alegré mucho”.
Tras este rescate, se ha creado un vínculo especial entre
agente y pequeña, un lazo que Jesús quiere mantener y
cuidar. “Quiero seguir en contacto con ella, le pedí a sus
padres un teléfono, y me comentaron como el día 15 de
noviembre cumple tres años...”, contaba este agente,
emocionado al recordar los momentos que había vivido apenas
24 horas antes. Ayer, sus compañeros le recibieron dándole
la enhorabuena. Para Jesús, la clave de un buen policía es
ser “muy honesto” y la de su trabajo, según explicó, es su
jefe, Juan Corral, quien marca los parámetros para el buen
funcionamiento de la unidad.
Éste joven agente es un ejemplo de que el compromiso de los
policías no se acaba cuando cuelgan el uniforme. Y es que,
un agente se entrega al servicio al ciudadano a tiempo
completo. En Ceuta, los ciudadanos lo saben bien y el
domingo se volvió a demostrar.
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