El pasado 17 de octubre se celebró el Día Internacional para
la Erradicación de la Pobreza con el principal objetivo de
lograr una mayor conciencia social y ciudadana sobre la
necesidad de luchar contra la pobreza y la miseria en todos
los países del mundo y, especialmente, en aquellos en
desarrollo.
Es un fenómeno complejo y, por lo tanto, su definición no es
unívoca. Podemos definir la pobreza como la insatisfacción
grave de las necesidades humanas básicas, incluyendo la
privación material que afecta a la alimentación, la
vestimenta, pero también, a la sanidad, la educación y la
vivienda, entendida ésta como un hogar confortable y en
condiciones de habitabilidad. La pobreza es hambre; es la
carencia de protección; es estar enfermo y no tener con qué
ir al médico; es no poder asistir a la escuela, no saber
leer, no poder hablar correctamente; no tener un trabajo; es
tener miedo al futuro, es vivir al día; la pobreza es perder
un hijo debido a enfermedades provocadas por el uso de agua
contaminada; es impotencia, es carecer de representación y
libertad.
En este sentido, la situación actual de la sociedad española
es cruel a la par que insostenible. Los recortes
presupuestarios en educación, sanidad y servicios sociales
minan la igualdad de oportunidades y condenan a parte de la
sociedad a una situación grave de privación material en
distintas esferas, es decir, a la POBREZA. De hecho, de
continuar así, se prevé que haya 20 millones de pobres en
España en 2052. Asimismo, odemos detallar numerosos datos de
la situación actual española sumiéndose en la pobreza, como
la imposibilidad de que cientos de miles de familias puedan
irse de vacaciones al menos una semana al año, (dos de cada
cinco hogares no pueden permitirse irse de vacaciones, según
datos del INE, 2012) o la carencia de medios económicos,
resultado de las altas tasas de paro, de la reducción de las
rentas disponibles y el aumento del precio, para afrontar la
factura eléctrica y de calefacción del hogar.
Un aspecto importante a contemplar es la privación material
que afecta en mayor porcentaje a los colectivos más
vulnerables, como las niñas y niños, y la juventud,
destacando que una de cada cinco personas viven bajo el
umbral de pobreza. Diversas organizaciones vienen
denunciando que más de 2 millones de niños y niñas españolas
sufren malnutrición infantil y exigen de las
Administraciones Públicas una mayor inversión, sobre todo,
en los comedores escolares, donde debiera asegurarse su
alimentación.
Sin embargo, el Partido Popular abandona a los niños a su
suerte: La Confederación Española de Asociaciones de Padres
y Madres de alumnos (Ceapa) ha denunciado que este curso los
precios de los comedores escolares han subido en 7
comunidades autónomas (todas gobernadas por el PP). Según
sus datos, Aragón es la región más cara (6,81 euros el menú
escolar) y Canarias y Asturias las más baratas (3 euros).
El Partido Popular frivoliza con la desnutrición infantil,
cuando la Junta de Andalucía aprueba un decreto asegurando
tres comidas diarias a los niños y niñas, dotando la medida
con más de 16 millones de euros. En definitiva, desde que
comenzó la crisis, las desigualdades sociales se han
acentuado, dividiendo a la sociedad en ricos y pobres. “Los
millonarios en España crecen un 13% hasta superar los
400.000 en plena crisis”.
Esta dramática realidad que afecta cada vez a más y más
familias en España, se ha visto agravada en los dos últimos
años por las medidas impulsadas por el Gobierno de Rajoy, no
sólo recortando y eliminando partidas del presupuesto, sino
también restringiendo las condiciones de acceso a derechos
tales como la sanidad, la educación, los servicios sociales
y la dependencia. En este mismo sentido, el Proyecto de Ley
de racionalización y sostenibilidad de la Administración
Local, que vacía de competencias a las entidades locales en
materias como servicios educativos y sociales, va a suponer
ahondar aún más en la desprotección social de los
ciudadanos, precisamente en un momento en que son estos
servicios sociales públicos de proximidad los que están
haciendo frente, junto con las entidades del Tercer Sector,
a este aumento de la demanda en la atención a las personas.
El Partido Socialista no quiere mirar hacia otro lado. Al
revés, los y las socialistas queremos situar este problema
en el centro de la agenda política. Consideramos que la
pobreza y el aumento de las desigualdades es uno de los
principales retos a los que debemos hacer frente como país.
Por ello, estamos luchando contra la desigualdad y la
injusticia social, priorizando los recursos y redoblando los
esfuerzos para paliar los recortes sociales y de derechos
del Gobierno Rajoy. Y por ello, también, los socialistas
hemos propuesto la necesidad de contar con un amplio acuerdo
social que aglutine a fuerzas políticas, instituciones y
agentes sociales para lograr un gran Compromiso contra la
Pobreza y la Exclusión en España. Igualmente, en el ámbito
de la Cooperación al Desarrollo Internacional, los y las
socialistas denunciamos el creciente deterioro, por parte
del Gobierno de Rajoy, de la Cooperación Española y la Ayuda
al Desarrollo como política pública, hasta situar a España a
la cola de Europa con tan solo un 0,15% destinado a
cooperación para el desarrollo. Y exigimos al Gobierno que
incorpore en los PGE de 2014 la Tasa de Transacciones
Financieras que secundan 11 países en la Unión Europea,
entre los que está España, para aumentar los paupérrimos
presupuestos y la inexistencia de políticas sociales y de
lucha contra la pobreza y la exclusión, en España y en el
mundo.
España no puede seguir a la cola de los países europeos en
gasto público para combatir la exclusión social. Debemos
comprometernos y ser capaces de ofrecer soluciones desde la
política, no sólo para evitar que la fractura social que la
crisis ya ha originado sea cada día mayor, sino también y,
sobre todo, para avanzar y proponer políticas encaminadas a
reducir las desigualdades y lograr un país más cohesionado.
Vencer la pobreza ha de ser una gran causa colectiva.
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