Es muy común usar casos
particulares para justificar pensamientos repugnantes. Es de
lo que se nutren los fascismos. Cuando las cosas andan mal,
aquel que no quiere pensar siempre la toma con los que están
en su misma situación o hasta peor, escudándose en la
anécdota para atacar al conjunto. En la película AMERICAN
HISTORY X, el neonazi interpretado por Eduard Norton odia a
los negros, los latinos y los chinos. Odia a los sectores
marginales de la sociedad, les culpa de la delincuencia y de
necesitar de la beneficencia, en lugar de culpar a un modelo
de sociedad que produce pobres que necesitan beneficencia y
terminan delinquiendo. Considera como problema lo que en
realidad son las consecuencias del problema.
Los momentos de crisis hacen que los de abajo se peleen
entre ellos, que las víctimas del sistema se maten por la
migajas que los de arriba, sus verdugos, les reservan. En el
libro “Por el bien del imperio: una historia del mundo desde
1945”, el reputado historiador Josep Fontana nos muestra
como en África, las potencias colonizadoras se apoyaban en
la existencia de tribus nativas para consolidar su régimen
de dominación. En lugar de unirse y luchar contra los
colonos que les oprimían y robaban, las tribus se culpaban
entre ellas de la pobreza, algo que las oligarquías -y
también las antiguas metrópolis- continuaron explotando para
su beneficio tras los procesos de independencia. El clásico
“divide y vencerás”. Cada vez que se mira al diferente o al
que hace un chanchullo para que le den un puesto de trabajo,
cada vez que un parado o un trabajador culpa a otro parado o
a otro trabajador de su desgracia, cada vez que el último se
enfrenta al penúltimo, la estupidez y su consecuencia más
alarmante, el fascismo, dan un paso más hacia el triunfo.
Nuestro Gobierno central, con su discurso interesado contra
los de abajo, alienta este comportamiento fascista. La
vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó hace unos
días que más de medio millón de parados han recibido la
prestación por desempleo mientras realizaban trabajos en
negro. Luego se supo que era mentira. La cifra real no llega
a 15.000 casos, un porcentaje insignificante (0,5%) si
consideramos que son casi tres millones los parados que
reciben la prestación. Con estas declaraciones, lo que se
busca es asociar la palabra fraude a la palabra parado, es
decir, se busca criminalizar al parado, criminalizar al
débil, a la víctima. Hay que ofrecer culpables a la plebe.
Es mejor que el trabajador al que le suben el IVA piense que
los parados son unos parásitos que nos estafan a todos, no
vaya a ser que le de por investigar y descubra quiénes son
los verdaderos culpables de tanta miseria. Dividir y vencer.
La pereza mental, la necesidad y la negativa a ver el gran
dibujo global desemboca en injusticia y discriminación. En
este supuesto paraíso de la convivencia entre culturas
llamado Ceuta, el racismo galopante es una consecuencia
visible de esa forma simplista de plantar cara a los
problemas... y el Partido Popular saca rédito electoral de
ello. Hay racismo y el racismo es siempre una vía de escape
que propicia que el ciudadano común no visualice al
verdadero enemigo. El racismo siempre sirve a los poderosos.
No hay unidad para criticar la globalización que produce
pobreza y hambre en países vecinos, pero sí para aceptar la
falacia de que el inmigrante viene a robarnos el trabajo. No
se protesta contra el fraude fiscal de las grandes fortunas,
pero sí que se mira con odio al que forma parte de ese
ridículo 0,5% que recibe una mísera prestación por desempleo
mientras limpia escaleras para poder llenar la nevera. Si
sale un Plan de Empleo y no nos cogen, expresamos nuestra
furia contra el que ha sido seleccionado, en lugar de contra
los que producen esta situación en la que el trabajo hace
tiempo que dejó de ser un derecho para convertirse en un
privilegio. Y si el parado que limpia escaleras o el que
trabaja para el Plan de Empleo es musulmán, toda la
frustración se traducirá, aparte de en el odio previo al
inmigrante, en el “odio al moro”, a fin de cuentas, el odio
hacia el sector más golpeado por la marginalidad, el paro,
la pobreza y el fracaso escolar. Exactamente igual que en
AMERICAN HISTORY X.
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