Así definen algunos universitarios la “caída” en las
comunicaciones telefónicas que se produce en cuanto se pone
un pie en el Campus Universitario de Ceuta. Móviles que
dejan de tener cobertura, no sólo para internet vía 3G, sino
también para hacer o recibir llamadas o mensajes. Un
inconveniente que se agudiza, según nos comentan algunos
alumnos, si el operador es Movistar.
Comprobarlo resulta sorprendente, es como entrar en un
búnker con paredes de plomo que, de manera inmediata, impide
cualquier posibilidad de comunicación con el exterior, a
excepción del servicio de internet en los ordenadores del
personal que allí trabaja y que, obviamente, no están
disponibles para los alumnos, aunque este problema quedó
solventado con la instalación no hace mucho de una red wifi.
Tampoco la telefonía fija puede convertirse en una vía para
la comunicación con el exterior porque, aunque parezca
inaudito, el Campus de Ceuta no la tiene instalada. Oficinas
de administración y profesorado no pueden utilizar un
teléfono fijo porque, simplemente, no existe.
Andrés, un alumno de uno de los Grados en Educación, comenta
que “la comunicación vía telefónica con el exterior del
Campus es prácticamente imposible, a no ser que salgas a la
puerta y te alejes bastante, hasta encontrar un rincón donde
la cobertura te permita, al menos, realizar una llamada”.
En el Campus de Ceuta estudian alumnos de distintas edades y
responsabilidades en su vida diaria. Los alumnos y alumnas
de posgrado, la mayoría trabajadores que compaginan su labor
profesional con la formación superior, ven muy limitadas sus
posibilidades de acudir a clase en caso de tener que estar
pendientes de recibir una llamada de importancia.
Pilar, futura alumna de los cursos de doctorado, que se
impartirán en horario vespertino, se muestra preocupada
porque “no puedo estar incomunicada todas las tardes porque
puede surgir algún problema en mi trabajo y no me lo puedo
permitir”. Esta inconveniencia genera dudas a la hora de la
matriculación, aunque el alumnado espera que “se solucione
pronto este importante inconveniente que resulta realmente
incomprensible en pleno Siglo XXI y en un Campus por el que
políticos y representantes universitarios sacan pecho y
presumen pero con la boca pequeña, porque esto no es propio
de una universidad de esta categoría”.
Lanzar una pregunta sobre la cobertura móvil a cualquier
grupo de estudiantes de la UGR, de la UNED o del Instituto
de Idiomas que nos encontremos en el Campus, obtiene
respuestas de carácter negativo y provoca corrillos en los
que los alumnos “lanzan” rápidamente su opinión al respecto,
ansiosos por expresar públicamente su malestar por la
situación. En ese sentido, comentan que “pagamos nuestras
matrículas religiosamente y, entre los servicios que nos
ofrecen, debe estar que las instalaciones estén al día en lo
que a tecnología se refiere. No tener la posibilidad de
utilizar nuestros teléfonos, es algo con lo que no
contábamos en el momento de hacer la correspondiente
transferencia de euros, porque no nos informaron”.
La instalación de la red wifi, a la que tienen acceso
alumnos y profesores, no es suficiente para acabar con el
malestar que provoca a algún alumno que, entre risas, nos
comenta que “aquí pasamos muchas horas y necesito poder
comunicarme vía telefónica con mi madre, por ejemplo, que no
dispone de internet en su móvil y la única forma que tiene
de contactar conmigo es a través de una llamada. Lo que no
puede ser es que el Campus de Ceuta sea como una entrada al
triángulo de las Bermudas, una puerta a otra dimensión”.
El profesorado tampoco es ajeno al problema que la falta de
cobertura móvil y de telefonía fija provoca en su día a día
docente, algo que dificulta enormemente la comunicación
interna entre departamentos y con el exterior, un obstáculo
importante para establecer contacto con la sede de la
Universidad de Granada, algo fundamental y, por el momento,
sólo posible vía correo electrónico.
A pesar de todo, siempre se puede encontrar la parte
positiva a cualquier situación. En este caso, algunos
profesores comentan que “antes de la instalación de la red
wifi, nunca habíamos tenido a los alumnos tan atentos en
clase, ajenos a sus dispositivos móviles y a ese Whatsapp
que tantas complicaciones trae para permitir un correcto
grado de atención en el aula”. Al menos el profesorado
encontró durante un tiempo el lado positivo a unos problemas
de cobertura telefónica que ponen el “pero” a unas geniales
instalaciones que no se merecen estar ancladas en el pasado
como si, entiendan la ironía, los antiguos habitantes del
“cuartel del 54” siguieran allí, queriendo comunicarse como
lo hacían antaño.
|