PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 15 DE OCTUBRE DE 2013

 
OPINIÓN / ANALISIS

Montero Ávalos pone los puntos
sobre las íes al “político chaquetero”

Por Alejandro S.


El máximo responsable de la patronal ceutí ha sido radical, contundente y, sobre todo, veraz, a la hora de calificar a Juan Luis Aróstegui en cuanto a su trayectoria política y su conducta personal en este ámbito público. Le ha llamado “político chaquetero” y es verdad; le ha definido como “dinosaurio que ahora habla como si fuera el portavoz de Juan Vivas” y lleva toda la razón, porque su posicionamiento público sólo responde a sus propios intereses.

Sus intereses (los de Aróstegui), fluctúan en el espacio y en el tiempo. Recuérdese su etapa en la que advertía que Ceuta estaba perdiendo su identidad en cuestión de nacionalidades y abogaba por poner coto a estas situaciones que consideraba irregulares. Ahora, sin embargo, se quiere constituir en el adalid de la Comunidad Musulmana restándole incluso protagonismo a Mohamed Alí o a Fátima Ahmed.

Su condición de “salvapatrias” es el resultado de su característica definida por Rafael Montero Avalos: “Desvergonzado y perverso personaje”. Todos recordamos cómo se opuso frontalmente y de manera atroz, contra la implantación de la gran superficie “Continente”, con campañas terroríficas porque decía que hundiría al comercio minorista y ahora, su voz se alza para reclamar la llegada de Decathlón y Marcadona. Un ejemplo de metamorfosis política o transformismo puro y duro. Un cambio de discurso que le define: decir una cosa y la contraria a la vez.

Aróstegui ha desvirtuado la realidad –en la polémica motivo de la de Montero Avalos-tratando de atribuir a la Confederación de Empresarios un erróneo matiz racista por lamentarse de la confusión de fecha para celebrar el Eid El Adha o Pascua del sacrificio. Un malestar que se traducía siempre en términos económicos y nunca con tintes religiosos, lo que da una idea –como dice Montero Avalos-, “de la perversión de este personaje”.

Rafael Montero Avalos ha dicho, sencillamente, lo que mucha gente piensa de Aróstegui y, en muchos casos no se atreve a decirle. Desde hace mucho tiempo, se ha dedicado a mirar por sus propios intereses, a navegar en las aguas y a tratar de hundir a cualquier que se opusiera a sus pretensiones. Su discurso, cada día menos convicente, está falto de la coherencia que le es exigible a un político decente. Sin embargo, lo peor de Aróstegui es que se trata de un político con pasado, que le pesa demasiado porque ha despotricado de todos y contra todos. Ahora no se puede despojar de sus palabras ni obligarnos a un ejercicio de amnesia.

Al poner los puntos sobre las íes, Montero Avalos ha sabido estar a la altura de las circunstancias y mostrarse con una claridad meridiana, defendiendo su posicionamiento y aclarando lo que Aróstegui pretendía manipular a su antojo, como suele hacer por costumbre.

Los cambios de discurso en Aróstegui, son bien conocidos. Sus frases buscando titulares, también. Y el fondo de su argumentario, un ejemplo claro de demagogia cuando no de engañosos planteamientos para quienes no le conozcan. Incluso se ha convertido en el máximo defensor del Presidente Vivas. En este caso ha querido “intoxicar” la convivencia ceutí con muy malas artes y de manera extremadamente perversa. Un ejercicio de artificio tan peligroso como su intento de dinamitar las buenas relaciones en una sociedad donde estamos todos condenados a entendernos, comprendernos y tolerarnos.

No necesitamos gente sin escrúpulos capaz de alterar cualquier sentido lógico de ejercer la sensatez sin escupir hacia arriba. Mayor ejercicio de irresponsabilidad, en un personaje público, no cabe. Este individuo parece acostumbrado a apagar el fuego con gasolina sin cerciorarse que su piromanía política le puede llevar a él y a su grupo al cadalso.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto