La clase política, esa clase
dominante sobre el resto de los españoles, donde abundan una
mayoría de mediocres que espantan, tiene el pleno
convencimiento de que los españole, ese resto que no
pertenecemos a la llamada clase política, somos tontos de
capirote.
Llevamos no se cuántos sistemas educativos y ninguno de
ellos ha dado el resultado apetecido, lo único que han
conseguido, cada uno de ellos, es un gran abandono escolar y
aumentar el número de analfabetos en España, según dicen los
entendidos en la materia, que nos sitúan en los últimos
lugares de los países desarrollados, en cuanto a educación
se refiere. Así nos crece el pelo.
Ya ha advertido la oposición, que el día que llegue a
gobernar, harán un nuevo sistema educativo, que sustituya al
actual, llamado la “Ley Wert”,que ha sido aprobada sólo con
los votos a favor del Partido Popular.
Los catalanes y los vascos, para entendernos los partidos
nacionalistas de ambas comunidades, han dado a entender que
la nueva ley educativa no se aplicará nunca en sus
territorios. Vale que no sea esa ley lo ambiciosa que
debería ser, pero lo que un país serio no puede permitir es
que las leyes aprobadas en su Parlamento no se apliquen. Eso
está de una caridad meridiana.
La verdad, ante tanta ley educativa, cambiada según el
partido que llegue al poder y que, hasta ahora, ninguna ha
dado le fruto apetecido, a uno le da por pensar, que quizás
no se haga una ley educativa en condiciones, que empiece a
bajar el número de analfabetos españoles porque eso no sea
lo que, en los momentos actuales interesa. Más bien interesa
que siga aumentando el número de analfabetos, pues es mucho
más fácil manejar a unos analfabetos, que a unos españoles
con alto nivel de intelectualidad para, de esa forma, acabar
con todos esos mediocres que viven de la sopa boba, a costa
de todos lo españoles que no pertenecemos a esa clase
privilegiada, pero que pagamos todos con nuestros impuestos,
para que sigan viviendo de… ¡Ele el arte que nos se puede
aguantar!
Saquen el sistema que saquen, donde los libros no valdrán de
unos hermanos para otros, y cada año los padres tengan que
hacer un gran desembolso para pagar esos libros, los sistema
seguirán siendo igual de malos, para que todo siga igual,
para que nada cambie y será más fácil a la casta superior
que forman los políticos poder seguir manejándonos y
considerándonos tontos de capirotes.
Sólo ha que escuchar a algunos políticos para saber que es
cierto que nos consideran tontos con terraza, piscina de
plástico y barbacoa para no asar nada.
Hay quien dice que los salarios han subido cada año y, por
supuesto, nos lo tenemos que creer. Hay quienes quieren
preparar una manifestación contra el asunto de las
pensiones, sin acordarse de que fueron ellos los que nos las
congelaron y que jamás, debido a esa congelación,
alcanzaremos el poder adquisitivo que nos corresponde.
Lo dicho, somos tontos ante las supremas inteligencias de la
mediocridad de la mayoría de los políticos que nos mandan.
¿O no?
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