El pasado martes Caballas presentó sus conclusiones sobre la
Comisión de Investigación del ‘caso Urbaser’, afirmando a su
vez que el Gobierno se está comportando con la misma alegría
con Trace, a la que dos meses después de la finalización del
plazo para renovar toda su maquinaria “aún no se le ha
abierto ningún expediente”.
Esta denuncia ha provocado que el Gobierno de Vivas se
defienda afirmando que “la Ciudad vela permanentemente por
que se cumplan todos los contratos”, y parece dispuesta
abrir un expediente a la empresa Trace. A este respecto, el
portavoz del Gobierno aseguraba que “con nadie que tenga un
contrato, sea de prestación de servicios, de concesión de
servicios, de obra, de suministros, se hace la vista gorda”.
El Gobierno hace lo correcto, pero los hechos no dejan de
ser reveladores. Y como las matemáticas, no engañan. Ahora
resulta que, despúes seis meses de la contratación a la baja
del servicio de limpieza viaria, la Ciudad inicia un
procedimiento “para exigir responsabilidades” a TRACE por la
falta de las máquinas nuevas que aún le falta a la flota de
la mencionada empresa. Precisamente, cuando ésta, ha
solicitado una prórroga el 25 de junio para incorporar
nuevos equipos que tuvieron los últimos avances
tecnológicos.
El sentido estricto que la Ciudad quiere aplicar ahora, no
se corresponde con la tolerancia que, durante 12 años,
estuvo manteniendo con Urbaser y, desde luego, con la
conducta de no asumir absolutamente nadie responsabilidad
alguna en cuanto al contrato suscrito en su día “a medida”
de la adjudicataria del servicio de limpieza, aparte de
estar abonando dinero público por la renovación de una flota
de camiones que no era tal.
Como el mal estudiante que en un día quiere hacer lo que no
fue capaz de realizar en todo un curso, el Gobierno de la
Ciudad, quiere en 6 meses exigir lo que en 12 años no hizo
jamás con Urbaser, lo que pone mucho más al descubierto su
culpabilidad y siembra la sospecha sobre unas conductas
negligentes –en el mejor de los casos-, irresponsables y,
desde luego, contrarias a los intereses generales, ellos
sabrán porqué y por cuánto.
Desde un punto de vista de razonamiento lógico, no se puede
entender la tolerancia extrema en un caso (Urbaser) y el
comportamiento estricto (en el caso de TRANCE). Y se puede
pensar, que en aquél caso había unos intereses determinados
y en éste, son otros bien distintos. Ahora, eso sí –como
dice Caballas en la conclusión de la Comisión de
Investigación-, hubo un descontrol absoluto sobre la
ejecución de “tan importante contrato”, quien señaló
también: “El Ayuntamiento ha estado pagando durante 10 años
maquinaria en buen uso cuando, desde hacia tiempo, esa
maquinaria no estaba en buen estado”. ¡Cuánta tolerancia y
consideración para con Urbaser!
Ahora con TRANCE se adopta, como cortina de humo a tanto
desmán de antaño, una actitud rigurosa, estricta, minuciosa,
que tiene más de excusa o justificación por los “pecados”
cometidos en su día que por obedecer en un sentido
responsable de actuación, ya que las mil y una excusas que
se dieron en su momento para eludir responsabilidades de
todo tipo con Urbaser, no han sido más que engañifas –como
ahora se quiere demostrar con TRANCE-, para echar balones
fuera y exonerarse de todo lo habido y por haber. Negando la
mayor.
Tal es así, que se entran en unas contradicciones
clamorosas: por un lado se dice a boca llena que hay que
ayudar a las empresas locales (versión Yolanda Bel en el
caso de Kibesan 2.000) y por otro, se demuestra con este
último episodio sobre TRANCE que no es así, máxime cuando
esta empresa concurrió a la baja al concurso, con el
consiguiente ahorro del Ayuntamiento en los gastos del
servicio de limpieza viaria y tiene la firme inteción de
cumplir con todas su obligaciones.
Tantos vaivenes sólo se entienden desde el engaño y la
incoherencia, porque no hay un hilo conductor que sustente
mínimamente unos razonamientos sensatos, firmes, y
convincentes. Muy al contrario, se actúa “a salto de mata”,
improvisando y, en muchas ocasiones, ejerciendo la acción de
Gobierno conforme marca la Coalición Caballas, lo que deja
en ridículo cada vez más a un Ejecutivo en precario sin
brújula ni criterio propio. Por ejemplo, el enfrentamiento
con Delegación del Gobierno sobre las células de
habitabilidad en las que Caballas ha arrastrado al Gobierno
del Partido Popular a una ilegalidad manifiesta.
En este caso, una mancha no se oculta con otra, es decir,
actuar de una forma con TRACE, no hará olvidar el ‘caso
Urbaser’ y todo lo que conlleva su recuerdo de desastres
irreconocidos por el Gobierno que lo negó todo. Un cúmulo de
despropósitos que veremos cómo acaba en el Juzgado.
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