Juan Luis Aróstegui es un experto
en “fabricar” polémicas artificiales como la referida, en
este caso, a la celebración de la Pascua del Sacrificio, por
el hecho de que el festivo laboral del próximo martes no
coincida con la fiesta religiosa. Nunca un error de cálculo
o un desacierto a la hora de fijar la fecha exacta, puede
interpretarse o tratar de hacerlo, como es el caso de
Aróstegui, para encender de forma perversa e irresponsable
la llama de una polémica peligrosa, que sólo puede originar
disputas innecesarias y falta de entendimiento, cuando desde
la Confederación de Empresarios únicamente se ha culpado al
Gobierno de la Ciudad por motivar unas pérdidas económicas
por el desatino cometido. Esta imputación, en nada va contra
la comunidad musulmana ni sobre las cuestiones laborales que
les puedan afectar, sino a la gestión política (en este
caso, la mala gestión), con repercusiones económicas que
hubieran podido evitarse.
Trasladar una controversía de manera irresponsable a un
escenario que en nada tiene que ver con el fondo de la
cuestión, es de una demagogia inaceptable, en un ámbito tan
sensible como éste, en el que nadie está ejerciendo racismo
de ninguna clase sino crítica pura y dura al Gobierno de la
Ciudad, por su segundo error consecutivo en dos años, sin
que ello implique que se cuestione la celebración en sí
misma. Aróstegui, una vez más, se equivoca y, queremos creer
que no de manera intencionada (si fuera así habría que
llamarlo de otra manera), cometiendo un desatino peligroso
que mueve a la confusión sin razones para ello. No es bueno
que se recurra al victimismo del racismo como herramienta de
confrontación o arma arrojadiza, porque en una sociedad como
la ceutí, la convivencia nos lleva a compartir todas las
creencias y todas las fiestas. Otra cosa es una estupidez.
|