Aun tal Robert, le dio un día por
decir la frase: “Ni quito, ni pongo rey, ni defiendo a mi
señor”. No sabía, cuando la dijo, el efecto que iría
produciendo a lo largo de los años.
Uno, al que le gustan los refranes, los fandangos y las
algunas de las frases hechas como las del tal Robert, se
aprovecha de ello para decir que ni quito, ni pongo rey, por
la sencilla razón de quién soy yo para realizar semejante
cosa. Y en cuanto a lo “ni ayudo a mí señor”. Esa parte la
tengo mucho más clara, ya que no he tenido jamás señor
alguno.
De ahí, de ese carecer de señor alguno, es por lo que no voy
a defender al Delegado del Gobierno, Francisco Antonio
González, pero si voy a darle la razón, toda ella, en la
defensa que como representante del Gobierno, hace sobre la
legalidad vigente que todos tenemos que cumplir negándose,
como no podría ser de otra forma, a legalizar algo que es
ilegal aunque, aprobar esa ilegalidad, haciéndola legal,
suponga un puñado de votos para algún que otro partido
político.
Lo que me cuesta un enorme trabajo entender, cómo el Partido
Popular, aprueba legalizar esa ilegalidad en el pleno del
Ayuntamiento, a sabiendas, que jamás el Delegado del
Gobierno, por cierto del Partido Popular, jamás podrá
aprobar una ilegalidad, por my humanitaria que esta sea.
La Ley, dice nuestra Constitución, es igual para todos los
españoles. Y que nosotros sepamos esto sigue siendo España,
por mucho que algunos por intereses partidistas, quieran
considerar españoles de primera y españoles de segunda. Eso
ya no cuela, aquí todos somos españoles con nuestro derechos
y nuestras obligaciones y nadie se puede saltar a la torera,
la ley.
Y cómo atacamos para qué se deje de cumplir la ley, mirando
a otro lado o como decía la sabia de mí abuela “haciendo la
vista gorda”. Muy sencillo, se recurre a la manida frase,
pasada de moda, llamándole “facha” al que quiere hacer
cumplir la ley.
Esa frase, queridos míos, está más manida que la de
“racista”. Tan manida está que ya no hace efecto alguno.
Vamos, que los que más las usaban, han dejado de hacerlo
porque nadie les hace caso.
Y es que a las palabras, “facha” y “racista” les pasa lo
mismo que a una canción, que se les acabó de tanto usarla. Y
probablemente, los que más usan las palabras “facha” y
“racista”, sean los más ”fachas” y “racistas” que existan
pues, en la mayoría de las ocasiones, se usan como una
auténtica autodefensa.
Por lo visto los que defendemos nuestra Constitución y las
leyes hemos pasado a ser, en un abrir y cerrar de ojos, a
unos radicales de aquí te quiero ver. Los que se pasan por
el arco del triunfo la defensa de nuestros derechos y
libertades, los que el asunto de la legalidad les importa
tres pepinos, los que sólo miran por sus intereses, que les
supone arrancar un puñado de votos, en el hipotético
supuesto que lo consigan, que eso está por ver, los que el
cumplimiento de las leyes es algo que no lo tienen my claro,
si estas no se adaptan a sus deseos. Todos estos, en los
momentos actuales, son los moderados.
Y uno, en su inocencia política, se pregunta ¿Quiénes son
esas gentes qué denominan fascistas a todos los que no
piensan como ellos?, Igual son los auténticos fascistas,
vaya usted a saber.
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