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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE OCTUBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

De la democracia a la cleptocracia
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Poco a poco, el término democracia que con tanto entusiasmo se acogió allá por el año 76 del pasado siglo, tras haber quedado atrás y ser superadas las secuelas del anterior régimen, se va degradando y va dando cobijo, cada día más, a otro término que, en pocos meses se podría haber convertido en casi sinónimo de la “democracia” que estamos viviendo en nuestro país.

Hoy, aquí en España, nadie con dos dedos de frente cree que tengamos una verdadera democracia, y miremos por donde miremos la democracia como tal no existe, al haber sido absorbida, exclusivamente, por los partidos políticos, sean del pelaje que sean, en esto no se diferencian las izquierdas de las derechas.

Llegados a esta conclusión, lo que dejó en herencia el régimen del General Franco fue una partitocracia que se va repartiendo la tarta, como más les conviene a cada uno de los grupos políticos, en cada momento.

Y es que, ahora mismo, los partidos políticos no son algo abierto a todos los militantes, ni puede llegar, por su valía, a la cúpula de un partido cualquiera de los militantes de un grupo político, si no se deja su propia personalidad fuera del circuito de la política que le marquen.

Que un militante normal y corriente pueda escalar por su valía, es imposible, porque hay filtros que dejan en la estacada a muchos, por el simple hecho de que no comulgue con los caprichos o las directrices de la cúpula del momento.

Y así van las cosas. Se deja subir a hombres o a mujeres de confianza, porque saben hacer la corte muy bien, porque son obedientes, hacen caso a todo lo que se les dice, aunque se trate de acciones irrealizables, pero nunca se oponen a lo que las cúpulas correspondientes marcan.

Ahí está el futuro político de cualquier persona, con el obedecer sin poner ningún reparo, hasta que vaya cogiendo peso, y más tarde “coger” lo que sea, y ejemplos de esto tenemos en el PSOE, en el PP, en CiU y en todos aquellos grupos políticos, a nivel nacional, regional o local, que han llegado a tocar pelo.

Porque además, y esto está claro, todavía no conocemos a ningún militante de a pie, de un partido o de otro, que esté envuelto en cualquier tipo de escándalo, por haberse llevado lo que no era suyo, mientras que hay docenas de cleptómanos, siempre personas con peso en los partidos, que han hecho más que carrera, capital a costa de llevarse lo que no era suyo, y sacándolo del propio partido, o de los fondos públicos que tenía que haber administrado un partido. Docenas, repito, hay de gentes de peso en un partido y que se han hecho de oro, en el mismo partido.

Los últimos años, especialmente los dos últimos, no salimos de un escándalo y ya estamos metidos en otro o tenemos otros tres a la vista, además de que aquí no podemos recurrir a eso tan manido de “y tú más”, porque en todos los partidos están cogidos hasta las cejas por acciones de auténtico saqueo de unos fondos que llegaron al partido por caminos tortuosos, o por otros fondos que desde el Estado iban para un fin muy distinto al que se utilizaron, pero que los tunantes de turno sacaron un buen provecho personal.

Llegados a esta situación, el término democracia, ni con perspectivas griegas, que es de donde nació la democracia, ni con perspectivas de izquierda o de derecha, no podemos decir que exista con una salud duradera, más bien ha dejado paso a lo que desde ahora voy a llamar cleptocracia, o dominio de los rateros.
 

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