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OPINIÓN - JUEVES, 10 DE OCTUBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Aróstegui protege a nuestro alcalde
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Lo manifestado por Juan Luis Aróstegui sobre el ‘caso Urbaser’ está hecho a la medida de nuestro alcalde. Vamos, que se ajusta perfectamente al deseo que tenía éste de que el primer partido de la oposición le hiciera tan grande favor a estas alturas de su trayectoria política. Venida a menos. Muy a menos.

No hace falta ser un lince para darse cuenta de que el objetivo de la crítica de quien más manda en Caballas es dejar al criticado Vivas con el sentimiento de que ha recibido una ayuda. Una extraordinaria ayuda. Y así, en cuanto se reúnan esta semana, Aróstegui podrá dirigirse a nuestro alcalde de esta guisa: “Ya sabes, Juan, que me debes una…”.

Y nuestro alcalde, muy puesto en su papel de nipón –que lo borda, todo hay que decirlo-, hará aspavientos de subordinación y de su boca saldrán juramentos solemnes de no olvidar nunca, pero nunca, la crucial ayuda prestada por su amigo del alma: Juan Luis. Habrá, cómo no, el indispensable abrazo entre ambos con enérgicas y rápidas palmadas en la espalda, y sonrisas subrayando tan emotivo tableteo.

Emoción a raudales, pues, entre dos personajes que fueron nacidos y programados para formar un tándem político que pasará a la historia como lo mejor que nunca le haya ocurrido a esta ciudad. Y lo que te rondaré, morena. Pues ambos son tan extraordinarios (!) políticos que se puede decir de ellos, sin temor a errar, que tanto monta, monta tanto, Juan como Juan Luis. Y es que son los reyes de una ciudad donde hacen y deshacen a su libre voluntad. Pese a que todavía no se han arrogado, que uno sepa, facultades divinas. Aunque todo se andará.

De no ser así, cómo podría habernos dicho, quien más manda en Caballas, que Urbaser estuvo campando por sus respetos, es decir, obrando a su antojo, mientras el Gobierno se hacía el lipendi. El bobo. El tonto que dejó que la empresa recibiera dinero a manos llenas sin las contraprestaciones debidas. Un gobierno cuyos componentes se hacían los suecos y dejaban que millones de euros indebidos ingresaran en las arcas de una empresa que había hallado una bicoca en Ceuta, gracias a que nuestro alcalde ignoraba lo que estaba sucediendo.

A la ignorancia de nuestro alcalde la tacha Aróstegui de negligencia. De indolencia, descuido, despreocupación, desliz, olvido… Y así podríamos continuar achacándole a nuestro alcalde imprudencia, omisión; no sé si consciente o inconsciente de sus deberes. Negligencia, que es, según creo, la acción de un hecho imprudente; una especie de conducta atrevida, es lo único que Aróstegui ve en el comportamiento de unas autoridades municipales que han estado pagando durante diez años maquinaria en buen estado, cuando esa maquinaria llevaba ya la tira de tiempo dejando mucho que desear. Sin saberse los motivos por los que la empresa llenaba sus alforjas con dinero público -e indebido-, ante la pasividad de quienes tenían la misión de impedirlo.

Por lo tanto, conviene insistir en que pagar una maquinaria que no ha existido, ha recibido la calificación de negligencia por parte del líder de Caballas. Quien ha vuelto a pasarse de listo. Pues él sabe, sobradamente, que la negligencia es de difícil valoración y aún más difícil en esta ciudad, donde la endogamia reinante es aun capaz de hacernos ver que lo blanco es negro. Aunque en el empeño tengan que hacer malabares con los argumentos. Aróstegui ha protegido a Vivas una vez más. Haciendo méritos para vaya usted a saber qué.
 

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