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OPINIÓN - DOMINGO, 6 DE OCTUBRE DE 2013

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 30.

Llamo al 2001 y espero pacientemente a que me pongan con un operador de Telefónica para que, si a bien lo tiene, me explique los motivos por los que me resulta imposible conectarme a Internet. Ni que decir tiene que la espera es larga. Así que no me queda más que armarme de paciencia. Y hago lo de siempre, en tales situaciones, mostrarme lo más equilibrado posible. Y, claro, nada hay mejor, al menos para mí, que seguir el consejo de Montesquieu: “No habiendo tenido nunca un disgusto que una hora de lectura no me haya quitado”. Tres fueron las horas que me pasé leyendo. Pese a que ello le sienta como un tiro a mis pobres ojos arrasados. Pero lo que se hace con gusto… De entre lo leído, tomé nota del siguiente párrafo correspondiente a Moby Dick. Película de Huston y de la que Anaïs Nin dice lo siguiente en su diario VI (1955-1966). “Huston comprendió a Moby Dick y supo extraer su significado más profundo. Es una película excepcional. La obsesión del capitán no era una obsesión profesional motivada por la necesidad de ganarse la vida con la cabeza de la ballena. No era eso lo que le preocupaba, ni el bienestar o la seguridad de su tripulación, ni sus obligaciones, sino las neuróticas cuentas que había que ajustar con Moby Dick, que le había derrotado y mutilado. Todo neurótico sacrifica a otros seres humanos y se sacrifica a sí mismo obligándose a sufrir grandes vindicaciones y venganzas por el pasado. Axioma. Y además me sería fácil poner ejemplo. Pero sería una maldad que no va conmigo.

Martes. 1

Llevo dos días sin escribir. Debido a que necesito tomarme un respiro. Y no pocos de mis lectores se han apresurado a preguntarme qué me pasa. Sobre todo hoy que he echado a andar por el centro de la ciudad dando barzones. Mentiría si dijera que semejante interés por lo que escribo no me causa satisfacción. Mentiría a sabiendas de que los que escribimos en periódicos lo hacemos para que nos lean muchísimo. Ya que todo escribidor sin lectores acaba por perder el entusiasmo. Y sin éste, créanme, es mucho más difícil acometer un ejercicio tan apasionante como igual de exigente. Máxime en los tiempos que corren. En los que los editores de los periódicos están al tanto de qué pluma concita más o menos interés. Pues bien, debido a lo dicho me ha sido posible acordarme, una vez más, de Pepe García Cosío; Cronista Oficial de la Ciudad y con quien acabé manteniendo cierta amistad; algo impensable cuando nos presentaron recién llegado yo a Ceuta. Pepe, cada dos por tres, solía dirigirse a mí en los siguientes términos: “Manolo, ¿cómo es posible que a mí me lean cuatro y a ti, veinticuatro; siendo yo, además, un veterano colaborador en los periódicos y tú un novato del asunto? Y mi respuesta no se hacía esperar: “Mira, Pepe, hoy ya no es posible leer como antaño, arrellanados en un cómodo butacón, junto a la chimenea crepitante, con la pipa en la boca, una copa de Oporto o de Jerez sobre la mesita, con un libro entre las manos o los periódicos correspondientes. Hoy en día se lee donde se puede, cuando se puede, como se puede. En el tren, en el avión, en el autobús… En los descansos de los partidos de fútbol y del cine o en la cama, mientras llegan los efectos del tranquilizante. Y además no olvides que existe la televisión. Repleta de imágenes. Por lo tanto, actualmente hay que escribir con eficacia, corrección y, sobre todo no aburriendo a los lectores con discursos grandilocuentes”. Y Pepe, tras mirarme como él miraba, y después de morderse los labios, algo raro en él, contestaba: “Tengamos la fiesta en paz”. ¡Niño, sonaba su vozarrón, pon unos finos!”. Y yo me lo pasaba en grande alternando con él.

Miércoles. 2

Como estaba previsto, el Copenhague fue el equipo ideal para que el Madrid aliviara sus penas y el juego desarrollado frente al Atlético de Madrid. Y para que se diera un festín de goles. Por más que su fútbol sigue generando muchas dudas. Lo que no entraba en los cálculos de nadie es que el segundo partido de la UEFA Champions League, ante un rival menor, sirviera como la escenificación del canto del cisne por parte de Iker Casillas. Tres fueron las cantadas que han pasado ya a la historia como fiel demostración de lo malo que es en los balones por alto el muchacho que abandonó la portería en Turquía, frente al Galatasaray. Las cantadas, televisadas para el mundo entero, fueron para que, si tuviera un mínimo de dignidad, el portero hubiera anunciado ya su retirada. Cada córner contra Casillas hace que millones de madridistas nos encomendemos a todos los santos habidos y por haber. Pues nos invade el canguelo y nos quedamos sin respiración. En el primero me quedé atónito, sin poder reaccionar, viéndole caer dentro de la portería como si fuera un muñeco de trapo. En el segundo lanzamiento, gracias a Modric y al árbitro, que hizo la vista gorda ante el penalti cometido por el croata, salió ileso del trance. Y en el tercero anduvo cogiendo moscas y acabó metiendo una mano salvadora para que sus fieles volvieran a insistir en las bondades de un tipo al que se le ha pasado el arroz como profesional de la cosa. En estos momentos, Diego López, por más que a Relaño, director del Diario As, le cueste una enfermedad reconocerlo, es mejor en los balones por alto; hace posible que los defensas puedan jugar con él y adelantar líneas; y su juego con los pies es inmejorable. Casillas, de no ocurrir un milagro, puede buscarle al Madrid una ruina cuando la UEFA Champions League vaya subiendo de tono. Lo dicho: hoy hemos asistido al canto del cisne. En tres sesiones. Por parte de Casillas.

Jueves. 3

No me cansaré de repetir algo que hace mucho tiempo le oí decir a no sé quién –mi memoria va perdiendo lozanía-: “El arte de la política exige siempre, de un modo u otro, la necesidad de matar. En la modernidad democrática esa liquidación del adversario revestido de civilizado ropaje del ostracismo, la expresión o condena. Un político no alcanza autoridad hasta que no ejercita su autoridad destructora. Necesita inspirar respeto, o al menos miedo, si es posible”. Nuestro alcalde vivió ese momento estelar cuando Pedro Gordillo decidió dimitir de todos sus cargos, apremiado por unas circunstancias que le hicieron perder el oremus. A partir de ese momento, es decir, en cuanto se supo que el todopoderoso político del PP había salido corriendo porque le habían hecho creer que estaba perdido en todos los aspectos, la gente dijo: el alcalde ya no tiene quien le tosa ni en el gobierno ni en el partido. Incluso los voceros de la causa no se cortaron lo más mínimo en proclamar a los cuatro vientos: “Lo que le ha ocurrido a Gordillo es prueba palpable de que en la ciudad manda quien manda. Y servirá como ejemplo”. Mas los voceros no cayeron en la cuenta, quizá por torpeza ilimitada, de que quien a hierro mata… Resumiendo: desde entonces, desde que Gordillo se vio sometido a sambenito, terrible situación, nuestro alcalde no ha dejado de deslizarse por la ladera que conduce a la sima. La vida es así. Y conviene recordarlo.

Viernes. 4

Aunque lo cuento en la columna que saldrá mañana, es decir en El Oasis, aunque por encima, quiero decir que hoy he pasado casi dos horas charlando con Manolo Vega. Comenzamos a esa hora vaga de mediodía, con los aperitivos de rigor por delante, y nos dio tiempo para hablar de tenis, de fútbol, de política y… de los años en los que rara era la noche en la que no coincidíamos bebiendo el último sorbo de jotabé. MV es un magnífico contertulio. Dialogar con él merece la pena. Aunque es conveniente no creerse que todo el monte es orégano. Pues en cuanto uno se relaja lo más mínimo y dice cualquier tontería, Manolo sale con la rebaja y cuesta lo indecible volverlo al redil de la normalidad. Amable, educado, buen oyente, y espléndido siempre -nunca ha dejado de meterse la mano en el bolsillo con la misma rapidez con que se empleaban los pistoleros en el Far West-, sigue teniendo sus ideas tan claras como para no aceptar aquellas que no sean argumentadas con más razones que las suyas. En fin, que fue un placer pegar la hebra con Manolo Vega. Y quiero dejar constancia de ello

Sábado. 5

Barzonear es un verbo que en mi niñez yo oía a cada paso. Y qué decir de la expresión dar barzones. Que significa pasear sin rumbo determinado, de un lado a otro. He aquí un ejemplo: “Como no tiene novio, los domingos sale sola y va por ahí dando barzones”. A dar paseos ‘ociosos’ se le llama barzonear. De mi adolescencia en Córdoba, cuando los perros aún eran tratados sin misericordia, solía decirse, como quien no quiere la cosa: “A ese perro tan barzonero hay que castrarlo”. Barzonero es tenido en el lenguaje andaluz como adjetivo cuyo significado es haragán, virote, que anda por ahí a la que salta… Dado que yo suelo usar a veces palabras caídas en desuso, hay lectores que me preguntan al respecto. Y metidos ya en faena, no tengo el menor inconveniente en dejarme caer con algunas frases hechas que me vendrían muy bien para describir la situación de algunas personas. Verbigracia: “Piojo resucitao”. Ser un piojo resucitao significa ser un nuevo rico, o un individuo que por casualidad o por influencias políticas ocupa un cargo para el que no está preparado, y en el que hace el ridículo por su actitud pretenciosa. Mi interlocutor de hoy, listo él, quiere que mencione el nombre de alguien de la localidad con semejante bagaje. Y mi respuesta no se hace esperar: “Chitón, que le suenan las choquezuelas”.
 

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