Tánger suda. El agobiante calor
impregna los cuerpos y las almas, exudando por los poros y
embotando las mentes, ralentizando los movimientos. Menos
mal que por las noches refresca y el viernes, junto a las
míticas cuevas de Hércules, arrullados por la brisa
atlántica y la cantarina cadencia de las olas, le dimos un
buen repaso a la tragedia humana de la emigración americana
allende el Atlántico de la mano de unos jóvenes y
comprometidos artistas que llevan más de un año levantando
una “perfomance” teatral a pie de obra, en la que van
actuando según las circunstancias improvisados actores
nacidos en el seno de las variopintas corrientes migratorias
y que, desde hace un tiempo, han recalado provisionalmente
en el vecino Marruecos.
Este fin de semana se conmemora, un año más, el drama vivido
por esos seres humanos que, envueltos en una legislación que
los supera y penaliza, intentan desde África y después de
cubrir a veces miles de kilómetros alcanzar de cualquier
modo el sueño europeo para acabar, en demasiados casos ya,
de pitanza en el Estrecho o estrellándose contra el limes
defensivo de la frontera Schengen, pues no en vano Ceuta y
Melilla siguen actuando de peculiar baluarte de Europa en el
continente africano, parcialmente sostenidos según sople el
viento por el Reino de Marruecos, gendarme y aliado
estratégico de los intereses europeos por estos lares.
Hoy domingo y mientras leen estas líneas estaba convocada
una “caravana solidaria” que, partiendo del corazón de
Tánger, debía alcanzar la vallada frontera de Ceuta donde,
“de forma estrictamente pacífica” señalan los organizadores,
pensaban concentrarse en recuerdo de los luctuosos hechos
ocurridos, años ha, en la misma. “Una forma más de luchar
contra el olvido”, apunta mi incombustible amigo Bubker
Hamlichi, veterano militante y coordinador de la red
“Chabaka” (Asociación del Norte para la Solidaridad y el
Desarrollo), mientras el congolés Constatin Ibanda-Mola,
presidente del Conseil des Migrants au Maroc, asiente y
calla tirando de teléfono para dar explicaciones a los suyos
entre los que se encuentran, entre otros, representantes de
asociaciones de emigrantes subsaharianos y del Sahel. Por su
lado la presidenta de la delegación de la Asociación Pro
Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) en la Bahía de Cádiz,
María Casso, no deja de mostrar su asombro extensivo a la
mayoría de la nutrida representación venida de la cercana
Andalucía, “dolida (añade) porque para muchos asociaciones
ha supuesto un considerable esfuerzo venir aquí, a
participar en un acto pacífico y solidario, encontrándonos
con el rechazo y la insensibilidad de las autoridades
marroquíes a las actividades que había planteadas”. En román
paladino, se lo digo y se lo cuento, a estas horas del
sábado mientras el sol ya empieza a declinar en la barriada
de Ben Bibane, las actividades organizadas para hoy domingo
(desde la obra de teatro “Irse”, a la marcha hacia la
frontera de Ceuta) están en el alero y todo apunta a que el
bloqueo impuesto por las autoridades no sea finalmente
levantado. Es pues probable que después de la realización de
algún acto simbólico en la Plaza de las Naciones los
organizadores se replieguen a la sede de la asociación “Chabaka”,
un apañado y pulcro piso equipado con una oficina y sala de
reuniones así como con varias aulas, donde cambiarán
impresiones.
Y eso que el Reino de Marruecos, país en el que según el
encargado de relaciones exteriores y Alto Comisario de las
Naciones Unidas para los Refugiados en el país, Marc Fawe,
“hay 800 refugiados y 4.000 demandantes de asilo”, está
intentando dar una visión africana a la emigración,
mostrando su cara más humana, como defendía recientemente en
Nueva York el pasado 1 de octubre el ministro delegado de
Asuntos Exteriores, Yussef Amrani, glosando la real
iniciativa de Mohamed VI en esta dirección recordando el
comunicado del Gabinete real del 9 de septiembre: “El
Soberano ha reiterado su convicción de que la problemática
migratoria, objeto de preocupaciones legítimas a la vez que
sujeto de polémicas, debe ser aproximada de manera global y
humanista, conforme al derecho internacional y en el cuadro
de una cooperación multilateral renovada”. ¿Claro no…?
Entonces… a qué prohibir unas actividades, pacíficas y
solidarias, como las de hoy domingo?; ¿acaso para no
“molestar” a España…?; ¿quizás para no remover conciencias o
complejos de culpabilidad, por ciertas muertes que todos
recordamos….? ¿Un poco por todo?
Se lo comentaba el viernes por la noche al amigo Bubker y a
nuestros jóvenes e ilusionados interlocutores, una opinión
muy personal desde luego que podría resumir así: “Las
actuales oleadas migratorias, procedentes del llamado Tercer
Mundo o simplemente de países parcialmente desarrollados
económicamente, ha llegado tarde a la Historia (con
mayúscula). El animal humano es la única especie que se ha
extendido urbi et orbe por todo el Planeta y, dentro de
éste, la raza blanca procedente de Europa ha sido
mayoritaria y dominante, particularmente a partir del siglo
XVI. En su favor han contribuido tres factores: un copioso
excedente demográfico, una potencia tecnológica (barcos y
armamento de pólvora) y la existencia de otras tierras, bien
escasamente pobladas o con sus pobladores en inferioridad
militar (arcos y flechas). Lamentablemente para ellos, los
actuales movimientos migratorios se encuentran con un
potencial demográfico limitado, unas tierras ya repartidas
(Estados, fronteras), una legislación ad hoc y, sobre todo,
una inferioridad tecnológica que les impide enfrentarse para
hacer valer sus posiciones”. Pura geopolítica y monsergas a
un lado es lo que hay. Visto.
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