Díganme quién a veces no necesita
marcharse a dar vueltas por ahí. Andar vagando o dar idas
venidas sin propósito determinado. Así que hoy, viernes, que
es además cuando escribo, cogí el autobús de mi barrio, a
las doce y media de la mañana, y me encajé en el centro de
la ciudad con el fin de dar barzones.
Mi necesidad de sentirme libre de cualquier atadura acaba en
el preciso momento en que un lector me aborda para decirme
que lo es de cuanto escribo. En ese momento renuncio a mi
deseo de pasar inadvertido. Y me entrego de lleno a escuchar
atentamente las razones de quien se expresa así: “Sé que
serán muchas las personas que te lo dicen, pero yo lo
primero que hago cada mañana es leerte”.
Quien así se expresa es Jacobo Hachuel: portavoz de UPyD y
articulista muy leído en la ciudad. Sucede, además, que yo
no me acuerdo ya de cuando fue la última vez que habíamos
hablado. Pero lo cierto es que, a partir de una entradilla
tan estimulante para mí, la conversación transcurre por
cauces agradables.
Tras despedirme de JH, me topo con Tarik Mizzian,
sobrino del inolvidable Mustafa Mizzian, y secretario
general del PDSC. Quien no tiene el menor empacho en ponerme
al tanto de las relaciones que tiene Caballas con el
alcalde. Relaciones de intereses particulares y que causan
bochorno a cuantos deciden conocerlas. Me habla de
colocaciones a dedo y de cuestiones más graves. Referentes a
adjudicaciones de protección oficial. De aquella manera
posible…
Coincido en un corrillo donde se habla, y mucho, de cómo
nuestro alcalde habla del ‘caso Urbaser’ como si el asunto
careciera de la más mínima importancia. Los contertulios
llegan a la siguiente conclusión: Juan Vivas está dando más
barquinazos que un beodo de cartones. Triste sino es que la
gente no se corte ya lo más mínimo en poner en la picota a
quien, hasta hace nada, tenía bien ganada fama de ser un
mirlo blanco.
Nuestro alcalde es consciente de haber pasado de ser
excepcional a mindundi. Situación que se ha ganado a pulso.
Pero su desmedido orgullo no le permite retorcerle el cuello
a los errores que ha cometido y los que sigue cometiendo.
Que son muchos y graves.
Lo que digo no le gusta a Manolo Vega. Que está en su
perfecto derecho de hacer de abogado defensor de nuestro
alcalde. Con MV me he pasado hablando dos horas. Durante
tanto tiempo, hemos podido charlar de tenis, de fútbol, de
política y de todo lo habido y por haber. Sin que haya
habido motivo alguno para la discordia. Así da gusto darle a
la sinhueso. Manolo tiene gran talla como contertulio.
Darle a la lengua en una ciudad pequeña, donde todos nos
conocemos, es ejercicio peligroso. Muy peligroso. Ya que en
esta ciudad la endogamia está a la orden del día. Y, donde
menos espera uno, salta la liebre de la venganza.
Las venganzas en esta tierra están a la orden del día. Así
que no hay mejor medida que la de no relajarse lo más
mínimo. De lo contrario, cualquiera puede verse en el hule
del dolor con la femoral destrozada. Créanme que no exagero.
Por cierto, me han dado un soplo a última hora y que, por su
trascendencia, no me atrevo a decir ni pío. No vaya a ser un
macutazo para dejarme con el trasero al relente. Y uno, dada
la edad a la que ha llegado, no está ya para sobresaltos.
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