La sesión plenaria del pasado
lunes escenificó, una vez más, la profunda animadversión del
“Califa” de Ceuta hacia todo lo que representa el Partido
Popular. No tengo duda alguna respecto de la obligación de
conocer nuestro pasado para construir de la mejor manera
posible nuestro futuro, incidiendo sobre los aciertos y
rechazando los errores, a pesar de las críticas de quienes
tienen mucho que silenciar. A estos últimos recordarles que
las hemerotecas de los medios de comunicación recogen
cientos de afirmaciones y actuaciones que demuestran el
fanatismo enfermizo de algunos de ellos.
En mi reflexión de hoy me veo obligado a recurrir a un
párrafo del artículo titulado “Romper el círculo vicioso”
publicado por el concejal de la coalición Caballas, Juan
Luis Aróstegui, en su columna “El dardo de los jueves”, del
día 20 de enero de 2011. Una reflexión que demuestra
claramente la actitud de quien comenzara su andadura
política en las elecciones de 1983 de la mano del PCE: “El
voto que recibe el PP está blindado. Diseccionemos. En Ceuta
existen, aproximadamente, diez mil personas de ideología
conservadora. Son fanáticos que, pase lo que pase, seguirán
votando el PP hasta el fin de sus días. A ellos se suman los
doce mil votos del racismo trashumante que, desde la hazaña
del Perejil, son también incondicionales del PP”.
Pues bien, quien así se pronunció a través del decano de los
medios de comunicación escritos, no dudo el pasado lunes en
tildar de “facha” al diputado nacional, Francisco Márquez de
la Rubia, en la cámara de representación de todos los
ceutíes. El “Califa” arremetió deleznablemente contra el
parlamentario nacional afirmando “los fachas se deberían ir
de Ceuta, al igual que el señor Márquez está haciendo ahora
mismo”. Pues bien, si usted desea hablar de memoria
histórica, hagámoslo, pero de la que interesa a todos los
ceutíes, la que encontramos en las hemerotecas de los medios
escritos de la ciudad, aquellas que recuerdan algunas de sus
actuaciones.
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