Cada día sorprende menos la
capadidad de “alarmarse” que tienen algunos personajes de
esta ciudad, ya que ésta es directamente proporcional a su
desvergüenza e hipocresía. Menos sorprende que los
responsables de prensa de cualquier administración llamen a
los directores de los medios con el fín de recriminar la
publicación o el enfoque de alguna noticia que ellos o sus
jefes hubieran deseado mantener en la oscuridad. Si bien son
irritantes, por abusivamente gratuitos, los comentarios
realizados por los ‘supertacañones’ del periodismo ceutí a
raíz de la noticia publicada por EL PUEBLO el pasado domingo
sobre el protocolo de emergencia activado por el posible
caso de ébola. Una noticia veráz, de actualidad y de interés
público, que ni Delegación del Gobierno ni el Ingesa han
podido desmentir. El nigeriano llegado a Ceuta tenía fiebre
y vómitos con sangre por lo que se activó el protocolo
estipulado, para posterioremente descartar, tras las pruebas
realizadas por parte de los facultativos, que el
subsahariano estuviera infectado por el virus. Así ocurrió y
así lo contamos. No hay más.
¿O sí? En ciertos medios se ha puesto de moda acusar de
“alarmismo” cuando escasean los argumentos, y sobre todo
cuando no son ellos los que dan la noticia, haciendo gala de
una hipocresía escandalosa, que les hace ser capaces de
calificar un día de “alarmista” la publicación del hallazgo
de una granada en la desaladora y tres días más tarde
titular a cinco columnas que ‘La Policía encuentra una
escopeta recortada y munición’. Ver para creer.
Hipócritas que se atreven a ir dando lecciones de periodismo
cuando sus mayores logros son vender sus almas al diablo,
pretendiendo que se vea la grandeza que construyen con
apariencias sobre si mismos, propagándose como ejemplos
aunque sus fines y logros están alejados a la realidad.
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