Los políticos que no son capaces
de mantener en público la compostura deberían ser
rápidamente amonestados por quien proceda. De no ser así,
uno termina pensando que están cumpliendo la misión de
voceros encomendada por quien tiene autoridad suficiente
para hacerlo.
Si te dedicas a la política y no sabes, en cuanto entras en
un establecimiento, quién te está oyendo hablar contra
alguien o contra algo, con voz de trueno, para presumir de
indignación poderosa, lo mejor que debes hacer es dejar la
política activa y volver a tu empleo o a tus negocios, si
acaso eres empresario. De no hacerlo, uno puede llegar a
creer que el político habla por boca de ganso. La del jefe
de la cosa a quien le debe sumisión.
Yo no me atrevería a decir que la política es un cobijo de
incompetentes. Pero Jesús Gil no dudó en proclamar
que él no los tendría ni de botones en su empresa. Del GIL y
de su paso por esta ciudad mejor no hablar. No vaya a ser
que los haya que decidan hacerme vudú. Y es que nunca me he
cansado de airear que los políticos vapuleados son como
boxeadores golpeados: el doble de peligroso. La frase no sé
si la he leído o es que hoy estoy con la imaginación en su
punto culminante.
Quien posiblemente tenía la imaginación hecha unos zorros y
la lengua desatada, a principios de esta semana, fue un
político perteneciente al gobierno local. De lo contrario no
se habría atrevido a decir a voz en cuello lo que él haría
si pudiera contra este periódico. Y se quedó tan pancho.
Se quedó mirando a su alrededor para comprobar si los que
estaban en el local se habían enterado de su bravata. Antes,
había echado mano de un ejemplar nuestro, y tras hojearlo
con cara de asco, se lamentó de que todavía ‘El Pueblo de
Ceuta’ estuviera recibiendo publicidad institucional.
Cuando me lo contaron, estando yo participando en un
corrillo que se había formado en la celebración de una
fiesta, lo primero que se me ocurrió decir es que los
políticos son como niños. Y en cuanto no les baila el agua,
o les regala el oído, se desatinan, pierden el oremus, y
hasta son capaces de decir un sinfín de tonterías a paso de
legionario.
Sí, ya sé que no es justo generalizar. Pues bien, no todos
los políticos son como el que parece ser que dijo que si por
él fuera este periódico se quedaba sin publicidad
institucional. Y más cosas que son de trazo grueso y que no
vienen al caso exponerlas. Verdad es que no es la primera
vez que un miembro del gobierno local brama contra este
medio. Claro que no. Pero aquella metedura de pata ya tuvo
su respuesta en su momento. Porque hay momentos para cada
cosa… Y ahora no creo que sea el más oportuno para salir en
tromba contra alguien a quien se le ha calentado la boca y
ha dicho lo que siente en sitio inapropiado y se ha puesto
en ridículo, además.
Es más, pronunciándose el político de marras, de tal guisa,
no ha hecho sino descubrirse. Desnudarse en público.
Propalar su fobia contra este medio. Lo cual más que
perjudicar a esta Casa lo que ha hecho, bien visto, es poner
en guardia a quienes han de velar por los intereses de la
empresa.
De cualquier manera, porque uno lo que quiere es ser justo,
a mí me agradaría preguntarle a Premi Mirchandani,
consejero de Juventud, Deporte Turismo y Festejos, si él ha
sido capaz de cometer tamaño absurdo. Absurdo que yo he
puesto en cuarentena.
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