La celebración del acto institucional de la Merced,
festividad de Instituciones Penitenciarias, ha reunido en la
prisión de Los Rosales, a las primeras autoridades locales,
civiles y militares, en una protocolaria celebración que se
ha iniciado con una Misa que no ha sido oficiada, como otros
años, por Alejandro Sevilla Segovia, por problemas de salud,
continuando con la entrega de distintivos a organismo y
entidades, para seguir con los discursos del director de la
prisión, Francisco Delgado Aguilar y el delegado del
Gobierno, Francisco Antonio González Pérez.
La celebración del acto institucional de la Merced,
festividad de Instituciones Penitenciarias, ha reunido en la
prisión de Los Rosales, a las primeras autoridades locales,
civiles y militares, en una protocolaria celebración que se
ha iniciado con una Misa que no ha sido oficiada, como otros
años, por Alejandro Sevilla Segovia, por problemas de salud,
continuando con la entrega de distintivos a organismo y
entidades, para seguir con los discursos del director de la
prisión, Francisco Delgado Aguilar y el delegado del
Gobierno, Francisco Antonio González Pérez.
Precisamente, el delegado del Gobierno comenzó
reconocimiendo públicamente la labor de los funcionarios y
parafreó a Jean Paul Sartre sobre la libertad: “Al querer la
libertad descubrimos que ella depende enteramente de la
libertad de los demás”. El hombre está condenado a ser
libre. Ser libre no es querer hacer lo que se quiere, sino
querer hacer lo que se puedeSe refirió por ello a los
funcionarios y a su trabajo para “facilitar a quienes tienen
restringida su libertad en cumplimiento de una condena que
les fue impuesta, las herramientas necesarias para que
vuelvan a ser libres, para que en el futuro regresen a la
sociedad ejerciendo su libertad desde el respeto a la
libertad de los demás”.
Aludió González Pérez a una realidad constatada sobre la
necesidad del encarcelamiento para los actos delictivos: “El
encarcelamiento de aquéllos que cometen actos delictivos
sigue siendo hoy por hoy una medida eficaz, puesto que en la
mayoría de los casos, sigue resolviendo más problemas de los
que puede crear”.
La referencia al plan de amortización y construcción de
nuevos centros penitenciarios, emprendido en los años 90,
derivó a menciomnar al que ahora se construye en Ceuta,
resaltando su respuesta arquitectónica en base a criterios
avanzados y a cómo dignifican la vida de los internos y de
los profesionales que allí desarrollan su trabajo.
Favorecer el proceso de reinserción social es otro de los
objetivos destacados por el delegado del Gobierno en su
discurso, “con mecanismos de protección a las víctimas por
un lado –dijo-, y programas de tratamiento para quienes
delinquen. De tal modo –señaló-, que los internos puedan
desarrollar un sentido de la responsabilidad sobre el daño
que han causado, y sean conscientes de que no existe la
impunidad ante los delitos que han cometido”.
En cuanto alas cifras, González Pérez situó en un 67% el
porcentaje de extranjeros como reclusos en Ceuta, mientras
que la media nacional está en el 22% y a continuación aludió
a la diversidad de la razones que les llevaron a esta
situación de encarcelamiento: delitos contra la salud
pública, pertenencia a grupos organizados y violentos,
agresión sexual o abus de menores, personas con patologías
psiquiátricas y con problemas mentales.
“El análisis del sistema penitenciario de un país, permite
ver los problemas que tiene nuestra sociedad”, concluyó
González Pérez en su discurso y aludió a la droga, la crisis
de familia, el desarraigo, la ambición desmedida, la
soledad, el fanatismo, la marginación y hasta ala ausencia
de valores. De ahí la importancia que destacó en la atrea de
los funcionarios, “ya que motiva un cambio en el
comportamiento de esas personas, una vez que asumen que su
anterior trayectoria vital, la que les ha llevado a prisión,
solo les conduce a un camino sin salida, sin futuro, sin
esperanza”.
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