Tratar de camuflar de técnico lo
que en realidad es ideológico es una táctica política
clásica. De esa forma, no se apela a unos ideales que
siempre pueden ser equivocados, sino a un sentido común que
nadie discute, a un conjunto de ideas compartidas por todos.
Se puede discutir que Messi sea mejor que Ronaldo, pues cada
uno tiene sus gustos, pero nadie puede rebatir que dos y dos
son cuatro.
Con la crisis, cada medida ideológica tomada por el Partido
Popular se nos vende como medida técnica, como algo
científico que debe hacerse sí o sí. El mantra es el
siguiente: “el Estado de bienestar es insostenible.
Recortamos por vuestro bien, porque lo dice la economía”.
Tras la Educación y la Sanidad, ahora le ha llegado el turno
a las pensiones. El Gobierno de Mariano Rajoy ha reunido a
un grupo de expertos para decirnos que el mantenimiento de
la Seguridad Social es un despilfarro, que esto no puede
seguir así y que hay que recortar. Y que se lo
agradeceremos. Al fin y al cabo, no lo dicen políticos, sino
“expertos” sin ningún tipo de ideología, personas vacías de
pensamiento político al parecer. Como si desligar la
economía de la política no fuese un pensamiento político en
sí mismo.
La ministra Báñez dice que la nueva medida supondrá un
ahorro de 33.000 millones de euros. El lenguaje nunca es
inocente. Lo que ella llama ahorro es, en realidad, un
recorte, pero claro, saben que el ahorro es algo que se
disfruta, mientras que el recorte es algo que se sufre. Hay
que elegir bien las palabras para que las acciones entren
mejor. Lenguaje político.
El caso es que también hay expertos que opinan que las
afirmaciones de los expertos escogidos por el Gobierno no
son más que falacias al servicio de un proyecto político
concreto. ¿Cómo es esto posible? Pues porque la economía no
son matemáticas. La economía, aunque tenga componentes
técnicos y matemáticos, siempre, absolutamente siempre, está
guiada por la ideología política y, en este caso, los que
llevan el timón de la economía son aquellos que no creen en
la público ni en la justicia social, aquellos que se
muestran fuertes con los débiles y serviles con los
poderosos. Y ponen a la economía al servicio de su modelo de
sociedad.
El objetivo de cargarse el sistema de pensiones es el mismo
que el de cargarse la Sanidad Pública o la Educación
Pública: favorecer los sistemas privados. Esto es lo que
afirman los 24 expertos disidentes que firman el documento
“En defensa del sistema público de pensiones”, entre los que
se encuentran economistas de renombre como Vicenç Navarro,
Pedro Montes, Juan Torres o Juan Francisco Martín Seco. En
dicho documento se desmontan, a través de 17 puntos apoyados
en datos, las mentiras utilizadas por el Gobierno para
llevar a cabo esta ofensiva contra los pensionistas que pasa
por convertir, una vez más, los derechos en privilegios,
otra táctica política clásica: nadie está a favor de
recortar derechos; todos estamos a favor de recortar
privilegios. Joan Rosell, presidente de la CEOE, dijo que
había que “recortar privilegios a los trabajadores
indefinidos”. Evidentemente, hablaba de recortar derechos
conquistados. Cosas de la neolengua.
En el artículo 50 de nuestra Constitución puede leerse que
“Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones
adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia
económica de los ciudadanos durante la tercera edad”. Según
los datos, el 20% de las pensiones contributivas y la
totalidad de las no contributivas están por debajo del
umbral de la pobreza. España destina al sistema público de
pensiones el 10% del PIB, mientras que la media de la
eurozona es de un 12,2%. Esta es la realidad.
Mientras que ningún alto directivo de Lehman Brothers ha
pisado la cárcel y mientras que nuestros banqueros se
jubilan con pensiones millonarias, los trabajadores son
desahuciados, se suicidan, se quedan sin trabajo y sufren
todas las consecuencias de una estafa bautizada como crisis.
Esa es la manera que la derecha tiene de sacarnos de la
crisis. No es técnica, sino ideología.
|