El progresismo español desespera
tras comprobar en los últimos meses, que las medidas
adoptadas por el Gobierno del Partido Popular ofrecen
resultados positivos a pesar de la complejidad de la
situación heredada. No podemos olvidar que el Gobierno
anterior se vio abocado a adelantar las Elecciones Generales
por incapacidad manifiesta. Un Ejecutivo progresista que
llevo al país a la mayor ruina de nuestra historia
democrática, incluso mayor que la propiciada por el líder
ideológico del progresismo español, Felipe González.
Es momento de recordar como quienes hoy acusan al Partido
Popular de engañar a la ciudadanía, negaron durante meses
los primeros síntomas de una crisis económica que acechaba a
la economía española. Una crisis económica que fueron
incapaces de afrontar, llevándonos a las peores cifras
macroeconómicas. Un Gobierno progresista que desatendió cada
una de las recomendaciones efectuadas por nuestros socios
europeos con la única intención de frenar la sangría socio
económica. Quienes hoy critican al equipo popular fueron
incapaces de adoptar aquellas medidas que otros países
europeos habían adoptado años atrás, y cuando finalmente lo
hicieron, perpetraron el mayor ataque al estado del
bienestar de los últimos años.
La desvergüenza del progresismo español no tiene parangón,
la hipocresía se ha generalizado en una izquierda que hoy
crítica en las calles lo que no fueron capaces de
reivindicar a sus dirigentes cuando durante siete años
ininterrumpidos ostentaron responsabilidades de Gobierno. Un
progresismo que comprueba apesadumbrado como las medidas
impopulares adoptas por el Ejecutivo del Partido Popular
aportan los resultados deseados desterrando definitivamente
los argumentos a sus críticas, las cifras así lo atestiguan.
Medidas que se han puesto en marcha ahora como consecuencia
de no haberlas adoptadas en los últimos años. Sin ninguna
duda, desvergüenza e hipocresía.
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