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sociedad - JUEVES, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 

reportaje / manzana del revellin

Un edificio emblemático “agujereado”

CEUTA
Alejandro S.

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La Feria de Día, celebrada en la última semana del pasado mes de agosto, ha supuesto una iniciativa muy celebrada por lo que suponía de “recuperar” algo que ya se celebró en la Gran Vía, en época del Gobierno del GIL. Se ha visto siempre como una apuesta interesante, a modo y manera que en Málaga, donde tiene más éxito la Feria de Día que la de Noche. Se entiende que, quienes alternan en la Feria de Día son los adultos, mientras que la de Noche es para los más pequeños en las atracciones infantiles o para grupos de amigos, que en las casetas celebran sus ratos de ocio y diversión.

En esta edición de verano, la Feria de Día de Ceuta tuvo como enclave la plaza del Revellín, lugar también propicio para la feria del libro en etapas anteriores o celebraciones multiculturales y de convivencia, así como para la “mejilloná” u otras actividades lúdicas.El lugar céntrico y recogido, facilita la concentración de personas y la convivencia. Por ello, se leigió posiblemente como ubicación de la Feria de Día que contó con una serie de casetas, si bien el problema viene, cuando nos percatamos, una vez finalizada la misma y a la vista de una inspección ocular, que un edificio emblemático, como el construido por el no menos prestigioso arquitecto portugués, Alvaro Siza, se ha visto agujereado como si se tratara de un queso Gruyere.

A ojos vista, actualmente, pueden comprobarse los “anclajes” que se colocaron taladrando la fachada de los edificios para instalar las mallas militares para dar sombra, y que se han dejado como marcas indelebles, tal como en el Congreso de los Diputados aún permanecen las huellas de los impactos de bala cuando el golpista Antonio Tejero, asaltó el hemiciclo donde se encontraban los padres de la patria.

Taladrar y agujerear con tanta ligereza un edificio que ha costado más de 50 millones de euros y para el que su arquitecto, Alvaro Siza, no permitía variación alguna en relación a lo que era su diseño, incluso la pintura del mismo se hizo de un color determinado porque así lo decidió el propio Siza para que formara parte del conjunto arquitectónico, parece una frivolidad de tal calibre, que alguien habría de responder por tan arbitraria actuación.

Alguien parece empeñado en “profanar” la idea arquitectónica de este reputado arquitecto, que cuidó hasta el más mínimo detalle, como para que ahora, cualquiera tenga la osadía de agujerear una fachada de la Manzana del Revellín, con el desparpajo de quien parece darle igual que el edificio sea o no emblemático o requiera un respeto y cuidados especiales. Todo parecen demostrar que, de lo que realmente se trataba era de instalar como fuera las mallas amarrándolas con broca en mano y taladrando lo que hiciera falta.

Para este estropicio no hacían falta las alforjas de unas medidas cuidadosas para el edificio cuando el arquitecto portugués marcó unas pautas. Se ha demostrado que da igual: un agujero se hace en cualquier sitio y los agujeros, igual da que sean en una pared cualquiera que en el edificio de la Manzana del Revellín. A este paso, poco a poco irá perdiendo su encanto y ya sólo falta unos magníficos “graffitis” que nos llenen de modernidad o protestas, ese paño de pared que ha sido abordado con total impunidad.
 

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