Como otras muchas veces. Eso no
parece extrañar a nadie ya, aunque sigue cabreando a muchos,
especialmente a todos aquellos establecimientos que, sin
quererlo, tienen que hacer fiesta, durante un día o unas
cuantas horas, sin haberlo esperado.
El Revellín, ayer por la mañana, estaba a medio gas. Unos
establecimientos, los que dependían de la Marina, se pasaban
la mañana mirando. Así vimos a los empleados de una
farmacia, sin poder despachar ni una sola receta horas y
horas. Así les pasaba en alguna cafetería, donde no se podía
servir ni un solo café y así le hubiera pasado a Cortefiel
de tener abierto, aunque estos supieron entender la
situación y a las once y media de la mañana tenían cerrado.
Son tan sólo tres pinceladas de la situación en la parte
central del comercio de Ceuta.
Son varios puntos los que hemos citado, sin haber entrado en
las casas particulares o en otros establecimientos en los
que la falta de fluido eléctrico no dejaba en las mejores
condiciones muchos de los productos que necesitan que sus
frigoríficos estén conectados las 24 horas del día.
¿Por qué fue lo de ayer?. Eso nadie lo sabrá con exactitud
nunca, porque es la misma canción que se ha “entonado” otras
veces, en las que se habló de temporales, lluvias
torrenciales, vientos ..., pero que ayer no era ese el caso,
aunque se diera el mismo problema.
Desde hace años, y es algo que no se corrige, Ceuta, a las
primeras de cambio, se queda a oscuras cuando menos se
espera. Los trasformadores suelen trasformar la propia
ciudad para, sencillamente, dejarla a oscuras.
¿No hay solución a esto?. Realmente no debe haberla, porque
de ser factible un servicio correcto y a tono, no se
repetirían con la frecuencia que se repiten este tipo de
apagones, parecidos a los que allá por los años 50 del
pasado siglo, se daban en mi tierra y en todos los pueblos
de la Sierra de Gredos con el fragor del mal tiempo, con
vientos muy fuertes, con lluvias torrenciales o con los
temporales de nieve.
Aquello era allí y entonces, de eso ya ha pasado mucho
tiempo, esto otro es aquí y ahora, todavía no sabemos hasta
cuando, porque la compañía suministradora no debe haber
encontrado, aún, la fórmula para evitar esto y los
organismos oficiales no parece que hayan dado con la tecla
que haga cumplir a la propia compañía un servicio digno y a
tono con lo que a estas alturas del siglo XXI se necesita.
Lo bueno que tiene Ceuta, en estos casos, en los que se está
ninguneando a todos, en un servicio que pagan
religiosamente, es que ya ni se enfada nadie, todos se lo
toman con calma, prefieren “evitar el dolor de estómago” y
aceptar los cortes de luz como otra anomalía más que se
pueda dar en cualquier otra ciudad.
Eso es lo bueno, por un lado, pero lo que no sé es si así se
lo tomarán las autoridades locales, o si a ellos no les ha
tocado el apagón y se enteran de él por los medios de
comunicación, cosa que podría pasar.
Ahora, para que nadie se asuste, el tiempo parece que
seguirá bueno, no se prevén lluvias torrenciales, ni tampoco
vientos fuertes, algo que ayudará a mantener todos los
servicios, como es debido y como se deberían mantener
siempre en una ciudad como Ceuta, entre esos servicios el
del buen mantenimiento de la luz eléctrica.
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