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sociedad - LUNES, 16 DE SEPTIEMBRE DE 2013


Evelyn le hace una cura a Dante. p.g.

REPORTAJE / ANIMALES
 

Dante, el gran danés que
enamoró a Evelyn (y a Ceuta)

Un grupo de chicas ha recaudado dinero a
través de mercadillos y las redes sociales para sufragar los gastos de la operación de un perro que perdió la movilidad en un accidente, después de ser abandonado en Benítez
 

CEUTA
Patricia Gardeu

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Se ha repetido hasta la saciedad la frase atribuida al pacifista Mahatma Gandhi ‘La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales’. No por ello se ha puesto en práctica por individuos de sociedades que cada vez respetan menos a los demás seres que comparten con ellos el planeta Tierra; por administraciones que en vez de castigar a quienes maltratan a los animales y de velar por ellos, se vendan los ojos ante el dolor ajeno o, peor aún, llevan a cabo políticas de exterminio absurdas y crueles.

Pero por fortuna, siempre hay luz en algún punto de esa oscuridad que aparentemente lo abarca todo. Hay excepciones, personas que de manera altruista ponen su granito de arena en la defensa de los derechos de los animales. Seres anónimos, en la mayoría de los casos, que valoran la vida no humana. Excepciones como Evelyn, que se ha hecho ‘famosa’ en Ceuta por apostar porque Dante no terminara sus días muerto por infección postrado sobre sus patas ulcerosas y tumbado en sus excrementos en la perrera municipal.

Dante es un gran danés que deambulaba por la barriada de Benítez desde hacía un año. Hay quienes dicen -explica Evelyn- que perteneció a un hombre de la zona y que cuando este murió, la familia del fallecido echó a la calle al perro. Una historia más de las tantas que desgraciadamente hay de animales que en su edad adulta, y tras años al calor familiar, se ven abandonados en la calle porque la familia de la persona muerta los expulsa como si fueran trastos viejos. Dante ni siquiera tenía microchip. Lo que sí tenía era una marca, un corte con forma de L en una oreja como queriendo señalar ‘este perro es mío’; una vez más, como si en lugar de una vida -a la que un corte en la oreja no le hiciera daño- se hablara de una camiseta en la que marcar las iniciales.

Dante caminaba perdido, famélico, por las calles y algunos vecinos habían denunciado la situación. Así que una mañana el servicio de recogida de animales se lo llevó. El día que Ángela, la primera chica que pidió ayuda para Dante, lo vio en la perrera se encontró con un perro desnutrido, sediento y sucio que ya no era capaz de mover sus patas. Se empeñó en sacarlo de ahí y así lo hizo. La intención era encontrarle una casa de acogida mientras se le buscaba una familia adoptiva. Pero no iba a ser tan fácil porque el perro estaba demasiado mal y no lograba recuperar la movilidad. Fue entonces cuando apareció Evelyn Román Hernández. Primero iba a colaborar dando pienso para su alimentación. Después se ofreció, aún sin saber que ese perro jamás se separaría ya de ella, a quedárselo y cuidarlo en su casa mientras se le encontraba un hogar definitivo. Evelyn lo llevó al veterinario y Paloma García, de la Clínica Morey, le advirtió de que era necesario hacerle placas al perro para comprobar el por qué de su inmovilidad. En principio pensaron en un cáncer, que finalmente se descartó. El perro necesitó también de una resonancia, que costaba 655 euros y que habría de realizarse en Sevilla. Fue entonces cuando Dante empezó a hacerse famoso. Evelyn no cesó en su empeño por lograr que al animal se le detectara qué tenía y poder curarlo. No optó por la vía fácil y cruel de un animal destinado a la muerte. Así que, apoyada por numerosos amigos, comenzó una recaudación a través de internet. A la resonancia hubo que sumarle más de 1.800 euros de una operación, que se le hizo días después. Una chica a la que no conocía, Desiré Pérez Pozo, adelantó 600 de ellos.

No, no era un cáncer. Pero para saber qué le pasaba había que abrirlo. El veterinario le dijo que no era el paciente más “recomendable” para esta operación. Pero ella no lo dudó y decidió seguir adelante. Finalmente descubrieron que Dante había sido atropellado y dejado tirado. Sin cuidados médicos ante esta situación, los huesos se habían movido presionándole la médula e imposibilitando su movilidad. La operación, que tuvo lugar el 12 de agosto, consistía en recolocar los huesos en su sitio. Después vendría una larga rehabilitación para que el perro, poco a poco y aunque le quedaran algunos problemas neurológicos, pudiera ir recuperando la movilidad.

A Evelyn no le asustaron ni la operación ni la recuperación. Tampoco las críticas que ya sabía que recibiría de aquellos que consideraban que invertir tiempo y dinero en sanar a un animal era desperdiciarlo. Comentarios que aún hoy recibe augurándole malos pronósticos para un perro en el que no creen. Comentarios que ella ha optado por ignorar, entre otras cosas porque Evelyn entiende algo que los demás no, que volver a casa y encontrarse con Dante esperándola ansiosa, moviendo el rabo -algo que antes no podía hacer- y mirándola con esos ojos grandes -como grande es él- no tiene precio y que por verlo merece la pena cualquier esfuerzo. Comentarios que también ignora porque quedan aplastados bajo todos esos que, por el contrario, recibe de cariño y de apoyo, los muchos ceutíes que al ver a unas chicas montando un ‘stand’ para recaudar fondos se han parado a preguntar por la evolución del animal, han donado sus pertenencias para la venta o han comprado cosas por contribuir con unos pocos euros a la ayuda a Dante. En el último mercadillo recaudaron más de 2.000 euros. Evelyn se siente apoyada y recibe numerosas muestras de cariño, también de gente que no conoce, internautas que han hecho propia la historia de este gran danés.

Queda mucho camino por delante. Dante se sube cada mañana en un andador que le han hecho a medida en Barcelona y Evelyn le va moviendo las patas para que poco a poco vaya recuperando fuerza. Tampoco en esto esta sola. Una amiga fisioterapeuta; Miriam Sánchez, va cada día a hacerle recuperación al perro. La veterinaria que lo vio la primera vez también acude con asiduidad. Otra especialista, Cristina Cubillo, lo visita tres veces por semana para darle masajes. Una mujer les ha ofrecido la piscina de su casa para que Dante haga recuperaciones en agua, que son muy recomendables.

Acompañada de amigas como Chusa, Evelyn graba cada día videos de los ejercicios que realiza Dante y se los envía al veterinario de Sevilla que operó al perro. Él, desde la distancia, le va dando instrucciones y valora su recuperación.

Además, Dante tiene un buen compañero que vela por él y lo cuida, aunque mida y pese muchísimo menos que él. Dogui, un yorkie, lleva quince años acompañando a Evelyn en su vida y ha acogido con agrado la aparición de un nuevo miembro en la familia.

Dante pesaba 30 kilos cuando Evelyn lo recogió el 1 de agosto. Ahora, y aunque aún se le marcan las costillas, pesa ya 45. El nombre se lo puso una amiga, y a ella le pareció bien sin pensárselo demasiado, convencida de que apenas estaría con él un tiempo. “Si lo llego a saber, le pongo Scooby Doo”, apunta, rememorando al gran danés más famoso de todos los tiempos. “Yo no elegí a este perro, solo iba a ser de acogida mientras no le encontrara una familia, pero cómo dejarlo si cuando yo salía a la calle mi madre me llamaba porque el perro se ponía a llorar”, explica Evelyn. “Lo han abandonado, se ha tirado un año en la calle, ¿yo cómo voy a abandonarlo otra vez?”, detalla. Ya, como saben los que verdaderamente aman a los animales, la relación entre Evelyn y Dante va más allá de lo que muchos humanos piensan que son los animales. Están unidos.

Dogui, el compañero fiel, está malito, tiene tumores en los pulmones y respira con dificultad. También Evelyn es asmática así que comprende por lo que pasa su perro cuando por la noche le cuesta respirar. “Pero vale la pena pasar por esto”, destaca Evelyn, y escribe en las redes sociales un ejemplo ‘tonto’, que sin embargo es muy ilustrativo: “Porque sin ellos, las veces que he venido del cole enfadada, hubiera seguido enfadada. Y cuando lo he pasado mal ahí estaban aunque algunas veces fuera pura conveniencia porque veían en mí un trozo de pollo gigante”. Y continúa: “¿Si merece la pena tener animales? Sí, porque te vienen con la fidelidad de fábrica y te querrán incondicionalmente”. Además, te dan a ti la oportunidad de ser así.
 


Con el dinero que les sobre de Dante, fomentarán las casas de acogida

En su viaje a Sevilla para operar a Dante, Evelyn conoció a chicos que integraban una asociación, ‘Galgo 112’, dedicada al cuidado de perros, especialmente podencos y galgos, que son animales muy propensos a ser abandonados una vez ya no son “útiles” a los cazadores. Una de esas chicas, Laura Rodríguez, la acogió en su casa, aún sin conocerla, los cuatro días que permaneció en la capital andaluza. Laura le explicó cómo funcionaban en esa asociación. Promueven las casas de acogidas mientras no se les encuentra a estos animales una familia de adopción. Para favorecer estas acogidas, desde la asociación financian los gastos veterinarios y de alimentación que tengan esos animales. Evelyn consideró que la idea era buena y que serviría también para promover las acogidas en Ceuta, así que ha pensado que el dinero que les sobre de la recaudación lograda para los gastos veterinarios de Dante, lo destinarán a promover en Ceuta casas de acogida con estas características. “Lo utilizaremos para motivar a la gente a que se convierta en casa de acogida y se saquen ya a estos animales de las jaulas”, explica Evelyn. “Aquí hay apenas 17 jaulas de perros en la Perrera Municipal y unas pocas más en la Protectora, en la península eso saldría sin problema, pero aquí...”, lamenta.
 

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