Tras la pantomima de las sesiones
parlamentarias andaluzas de hace unos días, para la
investidura de Susana Díaz, como presidenta de la Junta de
Andalucía. Debo alzar mi voz, una vez más, por ese presunto
pucherazo que pudo atentar contra los pilares más
fundamentales de los derechos democráticos habidos y por
haber en España. Porque nuestros poderes han de manar de las
urnas y no a dedo, como ha sido nombrada usted, doña Susana
Díaz, por la gracia de su antecesor en el cargo José Antonio
Griñan, y de la manita amiga que le ha echado Izquierda
Unida…
Por ello, creo y entiendo, que Griñan ha actuado en su
sucesión más de lo mismo como lo hizo Chaves con él;
dejándole a usted la vereda despejada, para que alcanzara la
poltrona de la Presidencia de la Junta de Andalucía; con la
presunta intención de que continúe usted el guión político
marcado. No siendo bueno para Andalucía que lo siga, porque
ambos se encuentran señalados por la Justicia por presuntas
malas praxis políticas. Por lo que, al ejercer presuntamente
de forma no correcta, deberían haber sido aconsejados los
dos por sus asesores, para que no se arrimaran tanto a las
paredes, porque se podrían manchar de cal o de canto.
Es evidente, que los choros y rateros de guante blanco de la
política, provocan en mí erupciones vomitivas hacia ellos.
Pero, lamentablemente, la ‘ballena’ (Estado), como me
apuntara en cierta ocasión un buen amigo: “Se lo traga todo
al tener la barriga muy grande”. Contestándole, --que no
despilfarren y abusen tanto de los dineros públicos, porque
van a dejar las ubres sequitas, y se podría liar una grande
y libre hasta con yugos y flechas--.
No obstante, algo de esperanzas tengo, porque su excelencia
doña Susana Díaz, en el discurso de su investidura, afirmó
sobre la corrupción política lo siguiente: “La limpieza en
la vida pública es incompatible con la falta de ejemplaridad
y desde luego con los casos de corrupción que, aun siendo
aislados, escandalizan a la sociedad y deberían
abochornarnos a todos. A mí, desde luego, me avergüenza la
corrupción, rechazo tanto la complicidad como la tibieza
hacia ella y me propongo combatirla con todas mis fuerzas
desde la Presidencia de la Junta de Andalucía. Combatirla en
todos los frentes, con más medidas, más controles, más
vigilancia y con mejores prácticas. Combatirla sin descanso
con un tesón al menos equivalente al hastío, el cansancio y
la indignación de los ciudadanos y ciudadanas respecto de
este tema”.
Señora, debo preguntarle: ¿Para qué más leyes de
transparencia y más monsergas en salsa verde, blanca o
morada? Porque existen normas legales suficientes para hacer
frente a los corruptos y a las corrupciones. Así que, lo que
hay que hacer, es ponerle los cascabeles a los presuntos
choros de su formación y de las otras siglas, para que todo
el peso de la Ley caiga sobre ellos. Debiéndose evitar, como
presuntamente hicieran sus antecesores en el cargo, Chaves y
Griñán, que no se les permita que continúen o accedan a la
condición de aforados políticos, para que el inmaculado
manto de la democracia, no proteja a los pendones de
Castilla y León, así como a los del resto de España hasta
bajo palio, para que la Justicia pueda ejercer libremente
acorde a Derecho.
Consecuentemente, deseo, que lo espolvoreado por usted en
sus discursos de investidura, no fuera un presunto mero
fementido con exceso de buenas intenciones y de palabras
balsámicas para aliviar los oídos de los andaluces. Como
ocurriera con lo esparcido por colegas suyos, sobre lo mismo
y otros asuntos, a lo largo de la triste historia de esta
corrupta democracia española.
No siendo extraño, por tanto, que me embarguen ciertos
cirros al respecto, debido a que en los muchos años que
lleva usted incrustada en el sistema político andaluz y
socialista del PSOE, ha ejercido sin que presuntamente la
Junta haya combatido la corrupción como se propone hacerlo
usted ahora; porque los ERE fraudulentos andaluces están
ahí, con altos cargos políticos de la Junta de Andalucía
salpicados. Siendo presuntamente la causa, para que sus
antecesores en el cargo, Chaves y Griñán, abandonaran la
Presidencia de la Junta de Andalucía, como lo hicieron tan
apresuradamente, sin que ninguno de los dos, llevaran a cabo
la limpieza adecuada, para que usted no haya recibido el
presunto lastre político y económico que se habrá
encontrado. Por ello, sería para quitarme el sombrero ante
usted, si con un par muy bien puestos, deshilvanara y
desarticulara desde la Presidencia, el presunto maloliente
entramado político y económico que haya podido existir.
Porque, si los jueces instructores de los casos: ERE, Gürtel
o Nóos… están siendo presuntamente presionados; a usted le
podrían decir: “Menos lobos, caperucita”.
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