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OPINIÓN - SÁBADO, 14 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Odio contra Juan Vivas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En la calle se habla mal de nuestro alcalde. Muy mal. Rematadamente mal. Y lo que es peor: muchos ceutíes parecen hoy tocados por una especie de odio contra Juan Vivas. Por un hartazgo de él que se ha convertido en obsesión.

Mucha gente, más de lo que uno podría haber pensado hace nada, dice que cuando Vivas sale en la televisión, cambia de canal, porque ya no pueden ni verlo. En la izquierda es normal que pase eso. Lo curioso es que les sucede también a muchas personas de derechas.

Nuestro alcalde lleva doce años ocupando una posición privilegiada, que le ha permitido hacer y deshacer a su antojo. Debido a que es un personaje revestido con un poder omnímodo. Así que su forma de proceder se ha distinguido por su parcialidad. Casi todas sus decisiones se han distinguido por favorecer a quienes han venido dorándole la píldora. Clientelismo puro y duro.

El clientelismo, que es voluble, se ha percatado de que Juan Vivas ya no le vale. Que es un estorbo en todos los sentidos. Y ha comenzado a ponerle una zancadilla tras otra para sacarle de sus casillas y hacer que pierda el oremus.

El oremus lo perdió Vivas cuando el martes pasado dijo, en el pleno extraordinario, dedicado a debatir el ‘caso Urbaser’, que semejante asunto estaba montado para acabar con él. Dando muestras evidentes de tener una jindama que inhabilita a cualquier autoridad.

El ‘caso Urbaser’ no deja de ser uno de los muchos líos en los que está metido un alcalde que ha gobernado y lo sigue haciendo convencido de que la mayoría absoluta que le han dado los votantes le vale para convertirse en hacedor de cuanto a él le plazca. Y se equivoca. Yerra de tal manera que hoy en día está catalogado como alguien que debería dimitir cuanto antes.

En la calle, los rumores, antesala de las noticias, son muchos. Y ningunos favorables a nuestro alcalde. La gente ya no se corta lo más mínimo en contar cosas que no son agradables. La cuales son síntomas evidentes de que la persona, en este caso nuestro alcalde, ha caído en desgracia.

Ahora bien, a mí se me ha ocurrido preguntar lo siguiente en un corrillo donde los comentarios al respecto eran varios y todos ellos desembocaban en el mismo parecer: Juan Vivas debe dimitir cuanto antes. Y ¿quién lo va a sustituir?

Inmediatamente, han ido surgiendo nombres. Y todos ellos, según mi parecer, están más quemados que la pipa de un indio; que es la frase más brillante que le oído decir a Michael John Robinson, desde que le conozco como jugador y comentarista de Canal Plus.

El drama de esta ciudad, sin duda alguna, es que los líderes de la oposición no tienen nada que hacer. Pues se han ido achicharrando a la par que se iba consumiendo nuestro alcalde. El cual más que hablar, cuando le toca, lo que hace es gemir como una pavesa. Aunque siempre habrá alguien en el PP que pueda sustituirlo.

Nuestro alcalde, además de que ha ido dando petardos considerables, no se ha preocupado casi nunca de rodearse de personas con talento, sino que ha procurado elegir a los más sumisos. Y, por si fuera poco, ha cometido el error de poner al frente del Gabinete de Prensa a un muchacho, llamado José Carlos García, cuya conducta profesional está dejando mucho que desear. Pues está dando muestras de ser un inepto de tomo y lomo. De los pies a la cabeza. Habrá que llamarle la atención.
 

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