Las precarias y deficientes
instalaciones de comunicación que la maraña de subcontratas
han realizado en el nuevo campus universitario, ha provocado
que el Comité de Empresa del personal laboral de
investigación y docencia del mismo, haya elevado una
protesta formal a la Universidad de Granada y a las
autoridades de la Ciudad Autónoma de Ceuta, por las
condiciones del campus en los exámenes de septiembre al no
contar con las mínimas condiciones de comunicación exigibles
a una instalación de esta categoría. Un hecho que es
consecuencia de la negligencia, la falta de previsión y el
desbarajuste, derivado de unas carencias de coordinación y
orden, motivado por la variedad de subcontratas que han ido
actuando sin control ni coordinación.
Descubiertas las deficiencias, se trabaja a contrarreloj
para subsanarlas antes del inminente comienzo del curso, ya
en puertas. Un ejercicio de irresponsabilidad que no se
corresponde ni con la inversión millonaria ni es acorde con
el nivel de responsabilidad que sería exigible a los
responsables técnicos y políticos. Se ha dado la sensación
de dejar las obras a la buena de Dios, sin controlar el
problema de instalaciones por parte de la adjudicataria de
las obras y la falta de coordinación de la Universidad de
Granada.
En un centro moderno en el que no funcionan las conexiones
de fibra óptica, de multifunción de las clases y la conexión
wifi, es dejar en la precariedad sus posibilidades de uso
tecnológico, tan necesario para su funcionamiento. Un hecho
que demuestra la incapacidad de quienes habrían de velar por
evitar estas circunstancias tan negativas y que han hecho
gala de escasísimo celo por el seguimiento de los trabajos.
Un comportamiento que demuestra la ineficacia existente o
algo más. ¿Hay algo extraño escondido tras la obra del
campus universitario?
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