El modus operandi del tráfico de
inmigrantes con la entrada por las bravas a toda velocidad
por la frontera es un indicativo de los propósitos que las
mafias demuestran para evidenciar que están dispuestos a
todo, incluido, el llevarse por delante a quien sea, con tal
de cumplir sus fines. Esta alerta nos sitúa en una frontera,
y nunca mejor dicho, que nos conduce a un hecho: A grandes
problemas, grandes soluciones, lo que induce a aplicar
medidas igualmente drásticas, rigurosas y contundentes,
contra estos bárbaros que son capaces a acabar con la vida
de un agente de la Guardia Civil o un policía, con tal de
lograr sus propósitos y, sin importarles las consecuencias
que se deriven de un atropello de estas características.
La barbarie adquiere una dimensión hasta ahora desconocida
en nuestra frontera. Sin embargo, a partir de este momento,
se imponen medidas adecuadas a la dimensión de quienes
parecen estar dispuestos a todo. No caben otras formas de
actuar que no sean las contundentes, acordes con los
procedimientos que se emplean para burlar la vigilancia
fronteriza. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
han de estar ojo avizor para repeler cualquier intento de
violencia como éste que se produjo en la madrugada de ayer.
La ley y el orden han de prevalecer por encima de conductas
delictivas o tráfico de inmigrantes a gran escala. Quien se
crea inmerso en la ley de la selva ha de saber también que,
en una democracia, el estado de derecho conlleva una serie
de normas que regularizan y penalizan estos comportamientos
salvajes. En una sociedad civilizada no cabe el “todo vale”
como tampoco, tener contemplaciones de ningún tipo con
quienes se prodigan con tal brutalidad.
|