Nada nuevo bajo el sol. Muy al contrario, más de lo mismo.
Juan Vivas no ha aportado en su comparecencia nada que no se
conociera. Si alguien pensaba que iba a dar la cara
asumiendo su responsabilidad política y pasando factura a
quienes actuaron de forma negligente, estaba muy equivocado.
No se resposabilizó nada y se limitó a darnos una dosis de
victimismo cuando dijo “aquí se trata de enganchar por algún
sitio a Vivas y quitarlo de en medio”.
Un caso en el que hubo “pagos indebidos” millonarios de
euros y en el que no se depuran responsabilidades. Y en el
colmo del esperpento, se encargaron informes técnicos a los
mismos que permitieron estos hechos. ¿Pensaba algún ingenuo
que se inculparían? ¿cabe mayor despropósito?
Para volver a repetirnos (todos) lo dicho hasta ahora, no
hacía falta ninguna pantomima en forma de Pleno, donde no se
esclareció absolutamente nada. Una pérdida de tiempo en la
que los políticos sólo se preocuparon de sus discursos
repetitivos en argumentación sin aportar novedades.
Se han puesto excusas y paños calientes y, en estos casos,
se pierde fuerza y legitimidad en los argumentos cuando,
tras reconocer errores, no se exigen responsabilidades.
“Errores” de millones de euros. Claro que para depurar
responsabilidades políticas y técnicas hay que tener las
manos libres y limpias, porque en 12 años de Gobierno Vivas,
esos mismas personas a las que se les podría pasar factura e
inculpar por sus “errores” contables, han visto tantas cosas
de todos los colores que podrían mover los cimientos de todo
un Gobierno. De ahí que no pase nada y pelillos a la mar. A
fin de cuentas es dinero público, ajeno, y no nos duele.
Juan Vivas tuvo la desfachatez de calificar el caso Urbaser
como “desvirtuado” para implicarle y dijo que ni negligencia
ni corrupción. ¿Cómo le ponemos a la falta de celo en el
control de los pagos? ¿Alguien ha pensado porqué Jesús
Simarro no quiere comparecer en la Comisión de
Investigación? ¿Habrá algo oculto cuando Aróstegui habla de
la convicción moral de que se ha robado? ¿Alguien ha pensado
alguna vez que se llega a una moción de censura para
derrocar a un Gobierno de manera limpia, pura y casta?
Cuando hay tantos intereses políticos y de los otros en
juego, nada sale gratis et amore. No ha pasado nada, no hay
nada que ocultar pero el Fiscal ha encontrado en el
procedimiento seguido indicios de delito. Vamos a ver en que
queda la cuestión judicial, porque políticamente el asunto
no esclarece nada.
Juan Luis Aróstegui aprovechó el Pleno para moverse en el
terreno que mejor domina: la grandilocuencia, la demagogia y
las palabras que dan titulares.
José Antonio Carracao, con ideas claras, recordó a Juan
Vivas que el respeto que pedía para sí, que lo hubieran
aplicado con él (el líder del PSOE), con ocasión de las
múltiples descalificaciones de la que fue objeto en todo
este conflictivo asunto.
Mientras, lo cierto es que la imagen que ha dado Juan Vivas
no es creíble en cuestión de transparencia porque siempre
fue a remolque de cuanto iba saliendo. Nadie piensa que en
el tema Urbaser no haya existido corrupción, porque se han
barajado cantidades diversas en distintas fases con una
frivolidad descarada. Cuando se encargan los informes a los
mismos que se “equivocaron”, no se tiene ninguna
credibilidad para sustentar argumentos convincentes.
Y en este juego de equilibristas, de parece que digo sin
decir nada, al ciudadano se le queda una cara de tonto
espectacular, porque siente que se le toma el pelo, que no
hay intención ni deseo de esclarecer nada, que todo es un
engaño continúo.
Vivas dijo que asumía errores, aunque a coste cero: nadie
dimite (al menos por este asunto) ni a nadie se le cesa. Que
manera de navegar en todas las aguas y alcanzar la orilla
sin zozobras. Un paseo en lancha tan placentero como
irrisorio. ¿A quién o quienes quieren engañar?
Cualquier castizo hubiera dicho: “Aquí alguien ha trincado”.
Pero Ceuta es diferente, con nosotros ni va la corrupción ni
las negligencias. Solo cometemos errores. Ahora, eso sí,
millonarios en euros. Total, una minucia. Cinco millones de
euros más o menos, qué importan.
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