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OPINIÓN - VIERNES, 6 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Un presidente en apuros
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La de veces que habré yo escrito sobre las irregularidades que se han podido venir cometiendo en la Federación de Fútbol de Ceuta. Mis denuncias al respecto datan desde hace ya bastantes años. Y siempre se me ha tachado de tenerla tomada con su presidente. Con el fin de poner en entredicho el contenido de mis críticas.

Denuncias basadas en que en ese organismo ha primado por encima de todo las cuentas del Gran Capitán. Que no hace falta que les diga a ustedes cómo son. Debido a que los libros de contabilidad llevaban años y años cubiertos de telarañas. Con lo cual resulta imposible que en esas dependencias fuera admitida la presencia de un auditor como Dios manda.

Fallecida la persona que estuvo la tira de años presidiendo la FFC, fui muy respetuoso con Antonio García Gaona. A pesar de ser consciente de que era un protegido del anterior dirigente federativo y, sobre todo, que estaba amparado en todos los sentidos por nuestro alcalde. Mi respeto hacia García Gaona no me impidió decirle, de manera tan encarecida como personal, en cuanto tomó posesión de su cargo, que hiciera todo lo posible por abrir puertas y ventanas en la federación con el fin de acabar con décadas de oscurantismo contable. Incluso me permití ponerlo al tanto de ciertos comportamientos que se habían ido sucediendo durante tantos años de mandato único y porque sí. Y pobre de quien dijera lo contrario.

Y García Gaona, que aprendió cuanto sabe a la vera de maestros de la doblez, del fingimiento y de las simulaciones adaptadas a las circunstancias, tardaba nada y menos en contarme el cuento del alfajor con tan buenas maneras, lo cual conviene decirlo, que hasta me daban ganas de hacerle el artículo por cómo tenía previsto someter su presidencia al asesoramiento de nuestro alcalde y, desde luego, compartir con él todas las decisiones.

De modo que me hice a la idea de que un día nuestro alcalde, tan proclive siempre a que las cuentas de los organismos brillen más que el oro, tardaría nada y menos en aconsejarle a García Gaona que metiera la linterna en los libros de contabilidad. Y así se lo dije. Pero su respuesta fue la más rápida de todas las que me ha dado desde que nos conocemos: “El anterior presidente fue un padre para mí” Y lo dijo afectando una extremada solemnidad. Y, a renglón seguido, me invitó a que lo visitara en la sede federativa para repasar con él las cuentas desde su toma de posesión. Y, claro, ante tal actitud me entraban unas ganas locas de decirle que yo no me había caído de un guindo.

A partir de ese momento, García Gaona jamás cambió su discurso ante mí. Y cada vez que le hablaba de libros de contabilidad, o de la necesidad de que encargara una auditoría, o de cómo era posible que no se supiera nada de cómo gastaba las cuantiosas subvenciones que le otorgaba el gobierno local, ponía cara de tristeza infinita, esbozaba una sonrisa amarga, y volvía a contarme El cuento del alfajor: esa fábula de que yo no digo nada porque el anterior presidente fue un padre para mí.

Ahora, debido a la sentencia que echa abajo el silencio administrativo que se sacó de la manga la consejería de Juventud, Deportes, Turismo y Festejos para proteger los cambios de los estatutos federativos realizados por Antonio García Gaona, a fin de salvar incompatibilidades enriquecedoras, me imagino que el presidente de la FFC se acogerá al afecto de su gran amigo: nuestro alcalde. Confiado en que éste le sacará del atolladero.
 

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