Esta organización política ha demandado que se utilicen los
mecanismos previstos por el Derecho Internacional y que se
investigue hasta el final el uso de armas químicas
Para EQUO una posible operación militar de castigo en Siria,
liderada por la OTAN o por Estados Unidos y otros países
occidentales, es inadmisible y solo provocaría más
sufrimiento en la población civil e inocente que lleva ya
casi dos años padeciendo esta guerra, plagada de intereses
que le son ajenos.
EQUO ha expresado su preocupación por la situación de este
país, agravada aún más si cabe por la probada utilización de
armas químicas (así lo ha confirmado MSF). En este sentido,
EQUO ha reclamado que se permita investigar con libertad a
los inspectores de la ONU para que se aclare quién utilizó
estas armas y también de dónde provienen, quiénes la
fabricaron y se lucraron con su comercialización. EQUO
considera que el uso de esos productos es una línea roja que
la comunidad internacional no debe permitir que se traspase
y debe expresar su contundente rechazo y evitar dobles
raseros, en referencia a Israel que usó armas químicas
contra la población civil en 2009 ante la indiferencia de
buena parte de la comunidad internacional.
En este sentido, EQUO ha defendido la utilización de los
mecanismos previstos por el Derecho Internacional para
prevenir o evitar este tipo de violaciones, especialmente
las Naciones Unidas.
Asimismo, EQUO ha reclamado que se garanticen los derechos
de las poblaciones de estos países, no sólo en Siria, sino
también en Palestina, por ejemplo, y ha defendido la
instauración de sistemas que garanticen las libertades y los
derechos de la ciudadanía, pero no impuestos desde fuera,
sino como fruto de un proceso de empoderamiento de la
ciudadanía.
EQUO ha reiterado su rechazo a los crímenes cometidos por
cualquier estado contra su población y los regímenes no
democráticos.
Para EQUO esta nueva crisis evidencia de nuevo la necesidad
de reformar de forma urgente Naciones Unidas, para
convertirla en una Institución más eficaz en la resolución
de conflictos, que no esté constantemente paralizada por el
derecho al veto de las grandes potencias. Una reforma que dé
más poder a la Asamblea como institución y que pueda
garantizar una nueva gobernanza mundial.
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