Habrá un día en que todos, al levantar la vista...
veremos una Ceuta prospera, fuerte y unida”.
La Ceuta del Siglo XXI sigue aún por definir. En lo relativo
a todos sus fundamentos estructurales, existen, hoy,
incógnitas de enorme calado que provocan inquietud,
inseguridad y confusión.
El futuro económico es incierto. El paro y la pobreza crecen
amenazantes ante la impotencia de todos. Las salidas son muy
complicadas y los ceutíes estamos solos ante la adversidad.
Los grandes partidos de Gobierno, agarrados al postulado de
que “Ceuta no les explote entre las manos”, se limitan a
hacer lo justo para calmar a la población; pero carecen de
la voluntad y la determinación necesaria para afrontar los
duros retos a los que nos enfrentamos.
Nuestra situación política sigue siendo confusa. La
intransigencia de PP y PSOE a aceptar la voluntad del pueblo
de Ceuta para cumplir la Transitoria Quinta de la
Constitución, y convertir Ceuta en una Comunidad Autónoma
más, en pie de igualdad con el resto de regiones y pueblos
de España, nos sitúa en una posición de debilidad
internacional, inseguridad jurídica permanente e ineficacia
en la asignación de recursos y prestación de servicios
esenciales.
La construcción de una Ciudad intercultural sigue siendo una
quimera. Los avances en esta obligada dirección son mínimos,
cuando no en sentido contrario. La semilla del odio, o el
rechazo, al diferente sigue albergando en no pocos corazones
y está demasiado presente, desgraciadamente, en nuestra vida
cotidiana. Mirándonos de reojo, con recelo y resentimiento,
nunca podremos llegar muy lejos.
El Día de Ceuta debe ser un día de reflexión colectiva. Un
rearme de conciencia para fortalecer los lazos que nos unen.
Para hacernos más fuertes. Los ceutíes debemos interiorizar
dos ideas claves: Una. Si no nos unimos todos, de verdad,
sin “peros”, ni escusas, ni condiciones, seremos un ente
etéreo y voluble al pairo de los acontecimientos hasta su
impredecible pero segura evaporación. Dos. Nadie nos ayudará
a levantar la Ceuta del futuro; Ceuta será, única y
exclusivamente, lo que los ceutíes con nuestro esfuerzo
seamos capaces de construir.
Nos queda un camino muy largo y tortuoso por recorrer. Pero
apasionante. Porque apasionante es luchar por nuestra gente
y nuestra tierra. Con el ánimo firme, las ideas claras y la
voluntad inquebrantable. Si los ceutíes nos conseguimos
querer entre nosotros, seremos grandes. Y las futuras
generaciones vivirán en una Ciudad próspera, fuerte y unida.
|