PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

Blanquito y el gato negro

Por Gloria Mª Trujillo


Hace algo más de cuarenta y ocho horas que Blanquito, el Gato Negro y una pobre gaviota fueron asesinados en la calle Alfonso VIII de Pedro Lamata. Personas adultas, en medio de la calle, valiéndose de su mayor tamaño, su arma, su absoluto desprecio por la ley y los derechos ajenos y su mala conciencia, y sin el menor temblor en su mano por encontrarse rodeados de niños, dispararon contra animales indefensos con la justificación de que les resultaban molestos. Hablo de “personas” porque si es cierto que uno disparó, el resto observó, animó, proveyó el arma y, por supuesto, calló y protegió posteriormente al líder del clan.

Es seguro que esa noche conciliaron el sueño sin el menor problema, después de celebrar la excelente puntería (tres tiros, tres aciertos), quizá hasta alcanzaron el nivel máximo de testosterona (“¡qué valentía! ¡qué hombría!”), acaso al día siguiente se divertirían en la Feria de Día –quién sabe si hasta les harían alguna foto para la prensa local-…¿Qué importancia tienen unos gatos y una pavana?... ¡¡Hay tantos “bichos” ¿verdad?…!!

ME IMPORTA A MÍ. Y LE IMPORTA A MUCHAS PERSONAS EN NUESTRA CIUDAD QUE NO NECESITAN EJERCER LA VIOLENCIA PARA REAFIRMAR SU PERSONALIDAD NI LUCHAR CONTRA LOS FANTASMAS DE SUS CARENCIAS EMOCIONALES.

Pero tenemos, todos y todas, un serio problema: CALLAMOS; MIRAMOS PARA OTRO LADO; HACEMOS COMO QUE NO VEMOS, NO ESCUCHAMOS… NO VAYA A SER QUE SE VEA COMPROMETIDA NUESTRA CÓMODA EXISTENCIA. DEJAMOS HACER PORQUE “…COMO NO VA NOSOTROS…”. Hasta que va …

Nuestras barriadas, al menos las marginales, las que no son “centro”, están tomadas por grupos que ejercen su status a base de miedo, descaro y amenazas. El ciudadano “medio normal”, respetuoso a las leyes y al prójimo, intenta creer en el amparo de la ley y en la protección de las fuerzas de orden público… Pero ¡ay, amigo, cuando te topas con la cruda realidad… Qué solo estás…! Te dirigen de un lugar a otro con múltiples y educadas disertaciones sobre “distribución de competencias, derecho a la privacidad, presunciones de inocencias, yo sólo recojo llamadas, a esta hora no se recogen animales y màs si no están muertos, muertos...”, muchos funcionarios te comprenden, te escuchan, te aconsejan... pero también te avisan: “Esto es para nada... Otro expediente a la papelera”.

Dentro de unos días, para la mayoría, esto se habrá olvidado. Una noticia de verano más. Habrá que hablar sobre el éxito de la Feria de Día, del fiasco de la organización de la OPE, de los pobres inmigrantes que cruzan el Estrecho, de la vuelta al cole, del precio de los libros, de... (quizá, con suerte, hasta de la crueldad de un pueblo bárbaro que celebra el alanceamiento del toro de la vega en Tordesillas; quién sabe)

Los de siempre, los miembros, amigos y simpatizantes de la Protectora de Animales volveremos a nuestra lucha diaria de intentar salvar por lo menos a uno, de encontrar un hogar a otro, de mantener lo mejor que podamos a tantos otros que viven en la calle, de concienciar en el respeto a todo lo que tiene vida: animales, plantas, mares… Pero Blanquito y el Gato Negro (y la pobre pavana) ya no estarán. Habrá otros, no hay duda. También estarán ellos, los “malos”, los que no tienen conciencia… La pregunta es: “¿QUÉ HACEMOS (desde el respeto a la ley, por supuesto, que a nosotros nos pillarían en un mal gesto) LOS QUE NOS CREEMOS CIVILIZADOS PARA MINIMIZAR LOS ATAQUES DE LOS VIOLENTOS?

¿NOS CONFORMAMOS SÓLO CON DARLE AL “ME GUSTA” EN FACEBOOK (como diría Carlos Rodríguez, el Director del Programa “Como el perro y el gato”)

BASTA ECHAR UN VISTAZO A NUESTRO MUNDO PARA DAR RESPUESTAS... PARA SENTIR DÓNDE PODEMOS ACTUAR Y COMPROMETERNOS.

Dedico estas líneas a Juan Tuset, el alma de la gatera, que lleva media vida enfrentándose a situaciones aún peor que éstas y luchando por superar la indignación, la impotencia, la soledad y la incomprensión de su propio pueblo.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto