Rafael Hernando (PP), al ser
preguntado sobre los desmanes fascistoides de las juventudes
de su partido, pretendió salir del paso despotricando contra
la bandera tricolor y la II República. Al fin y al cabo,
este señor no deja de representar a los vencedores de la
guerra, su partido acoge a toda la extrema derecha
nacionalcatólica de este país. Es normal que piense así y es
normal que no le guste lo que significó la República y lo
que significa el sentimiento republicano en España.
Durante la II República se abrieron más escuelas que en
decenios anteriores, se subieron los sueldos de las clases
populares, se intentó llevar a cabo una reforma agraria que
hiciera justicia con los campesinos, se renunció a la guerra
como instrumento de política exterior, se dio voto a las
mujeres, se legalizó el divorcio, se potenciaron la cultura
y el conocimiento y se intentó acabar con los privilegios de
una Iglesia Católica que mantenía en el hambre y la
ignorancia a todo un pueblo, entre otros avances. La II
República Española asombró a los demócratas progresistas de
todo el mundo. Es imposible que a gente como Hernando pueda
gustarle un proyecto semejante. A ellos, a los de su clase,
les gustan más las privatizaciones de los sectores públicos,
la moral religiosa, la explotación laboral y el
mantenimiento de los privilegios de unos pocos a costa del
sufrimiento de la mayoría. Si los miembros del partido del
criminal Manuel Fraga compartiesen algo con los que creemos
en la justicia social significaría que algo mal estamos
haciendo.
En Francia, los republicanos españoles son homenajeados como
héroes, mientras que en su país, en esta España servil, los
Hernando de turno se permiten el lujo de equiparar la
exhibición de la tricolor a la exhibición de simbología
fascista, y sueltan barbaridades como que “la República
causó un millón de muertos”. Esta frase, esta ridícula e
insultante frase, aparte de reflejar la mediocridad y la
ignorancia de los que nos gobiernan, viene a decir que los
que tratan de cambiar las cosas a mejor son los culpables de
que vengan los verdugos de siempre a echar el freno por la
fuerza y sembrar el terror. Sería como decir que los que
quisieron acabar con la esclavitud en EEUU fueron los
culpables de los 700.000 muertos de la Guerra de Secesión.
Basta ya de equiparar a los que defendieron la democracia
con los que acabaron con ella. Basta de seguir asumiendo
como lógica la versión de la II República que implantaron
los vencedores de la guerra y que sus sucesores siguen
intentando vendernos para que no podamos acudir a
referencias verdaderamente dignas que nos puedan hacer
sentir orgullosos de haber nacido en este país. Basta de
acudir constantemente a los aspectos negativos (falseados
muchas veces a conciencia) de una República a la que no se
dejó ser mientras ensalzamos las supuestas virtudes de una
Transición nada idílica construida sobre la amnesia
colectiva, una Transición que, en su diseño bipartidista,
nos ha dejado como primer representante de la “izquierda” a
un partido que privatiza cuando está en el Gobierno, que no
nos sacó de la OTAN y que apoya guerras imperialistas.
El PSOE ha afirmado que apoya la intervención en Siria,
aunque la ONU no la apruebe. Argumentan que es que algo
tenemos que hacer contra el uso de armas químicas. Yo apenas
sé nada del Gobierno de Siria, ni de Bashar al-Assad, ni de
la realidad cotidiana de los sirios, pero sí que sé algo
sobre los Estados Unidos de América y los intereses que
motivan cada decisión de su política exterior. Sé que los
derechos humanos de la población siria no le importan una
mierda -con perdón- ni a Obama, ni al Congreso
estadounidense, ni al Pentágono. Sé que hace unos años se
acudió al mismo argumento de las armas (entonces se
denominaban “de destrucción masiva”) para reventar Iraq,
acabar con la vida de decenas de miles de civiles y quedarse
con su petróleo. Sé que, misteriosamente, cada vez que EEUU
decide llevar a cabo una invasión, las empresas encargadas
de la posterior reconstrucción del país invadido terminan
siendo multinacionales occidentales. Sé que sólo un ingenuo
puede seguir creyendo a estas alturas que las razones por
las que las tropas de la OTAN andan de aquí para allá
obedecen a motivos humanitarios, en lugar de a motivos
puramente geoestratégicos, que traducidos a la lógica
capitalista significan motivos puramente económicos. Sé que
la mejor forma de “democratizar” no es a golpe de misiles y
sé que si hay un país que ha usado armamento nuclear y
distintos productos prohibidos (el fósforo blanco en Faluya,
por ejemplo) en cada una de las innumerables guerras en las
que ha participado, ese es Estados Unidos, un país que jamás
se mueve por altruismo. Estados Unidos ha financiado y
apoyado Golpes de Estado por todo el globo (especialmente en
América Latina), vende armas a gobiernos dictatoriales,
continúa torturando en Guantánamo y en distintos lugares,
miente continuamente para legitimar sus agresiones, etc.
Creer que detrás de lo de Siria impera el ánimo de liberar a
su población es absurdo. La geopolítica consiste en otra
cosa muy distinta.
El PSOE dice que apoya la invasión. El PSOE, por si cabía
alguna duda, no es un partido de izquierdas, sino una cara
amable que nos vende humanismo y justicia donde sólo hay
muerte, rapiña y la perpetuación de un orden de cosas que
acabará arrasando y devorando el planeta entero.
Viva la República. No a la guerra.
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