La clase política de este país,
llamado España, conforma una clase diferente al resto de los
españoles que no formamos parte de esa clase privilegiada.
Una clase, la formada por los políticos, donde la la mayoría
de los mismos son de una mediocridad que espanta. Así nos va
la vida a los españolitos de a píe.
Esa clase, la formada por los políticos, está por encima del
bien y del mal, y todo cuanto decidan hay que cumplirlo a
rajatabla, porque jamás aceptarán que se han equivocado. Los
que nos equivocamos, y seguimos si entender nada de nada,
somos el resto de los españoles que no participamos en la
política.
Y para dar mayor fuerza a sus decisiones, están los medios
afines, los tertulianos que participan en las “telemierdas”
y, para que no falte de nada, los periodistas bien pagados
para que cuenten sus magnificas actuaciones en cuantas
decisiones toman. ¡Toma del frasco, Carrasco!.
Si mal no recuerdo, porque las neuronas empiezan a
patinarme, el artículo 14 de nuestra Constitución dice:
“Todos los españoles somos iguales ante la ley”. Y uno, en
su inocencia, se pregunta ¿si todos somos iguales ante la
ley, por qué razón hay qué pedir un suplicatorio para juzgar
a los aforados”?.
O sea, para entendernos. Si uste comete un robo va directo a
la cárcel, pero si el que comete el robo, es algunos de los
“trincones” que están aforados, esos no van directamente a
la cárcel, se tiene que solicitar un suplicatorio para, de
concederlo, se les pueda juzgar. Oiga, amigo guardia, menos
mal que todos somos iguales ante la ley.
Si usted comete un delito, su juicio no tardará mucho tiempo
en celebrarse. Ahora, si ese delito lo comete uno de los
”trincones” aforados, el juicio va para largo, porque hay
que recoger todas las pruebas posibles que le inculpen para
que sea juzgado.
Lo dicho, la llamada clase política, es una clase diferente
al resto de los españoles de a píe que no intervenimos en la
misma y a los que, al parecer, nos toman por esos tontos que
tienen que creerse todo cuanto digan.
El número 3 del PSOE, Oscar López, ataca al Gobierno sobre
las pensiones. Estos políticos, además de tomarnos por
tontos son desmemoriados. No se acuerda que el que nos
congeló las pensiones a los jubilados, fue el gobierno de
Zapatero.
Ataca la oposición, con toda su artillería, al Gobierno por
el “caso Barcenas”, pero se olvida de lo ocurrido en
Andalucía con el asunto de los ERE. Una auténtica vergüenza,
tanto un caso como otro, donde algunos “trincones” se han
quedado con dinero que no les correspondía, amasando una
magnifica fortuna personal o bien “jartándose” de
langostinos y buen jamón a costa del dinero de los
trabajadores. ¡Manda…la cosa!
Pero, vamos, para la oposición, esos cientos de millones de
euros de los trabajadores, que se han perdido en Andalucía
no tiene la menor importancia.
A eso, la sabia de mí abuela, le aplicaba una de las frases
evangélicas, esa que dice: “Ver la paja en el ojo ajeno y no
ver la viga en el suyo”.
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