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Desde que se adjudicó el contrato
de escuela infantil ‘La Pecera’ a la empresa ‘Arasti Barca’
ya se preveía que no se llegaría a buen puerto. Todo comenzó
con numerosas críticas por parte de los otros posibles
adjudicatarios, quienes ya alertaron al Gobierno local que
lo ofertado por ‘Arasti Barca’ era inviable y que tarde o
temprano comenzaría a hacer aguas. No se tardó mucho tiempo
en que viera la luz la primera denuncia sobre un posible
incumplimiento del contrato alcanzado y desde ese instante,
un año de continuas quejas y denuncias públicas sobre este
incumplimiento. No se contrató todo el personal con el que
la empresa se llevó la adjudicación, no se han cumplido los
horarios y algunas de las actividades contempladas, no se ha
abierto en el mes de agosto tal y como así se comprometió la
empresa. En definitiva, innumerables faltas que han venido
denunciándose por parte de la oposición y que la titular de
la Consejería de Educación, Cultura y Mujer, Mabel Deu, ha
querido negar ante viento y marea, no en vano hace unos días
se atrevió a decir que la empresa ha venido haciendo y sigue
haciendo un trabajo impecable, tanto es así, tan magnífico
es y ha sido el trabajo de ‘Arasti Barca’ en La Pecera que
el Gobierno ha decidido rescindir el contrato con la empresa
y paralelamente iniciar la elaboración de un informe con el
fin de marcar cuales han sido los incumplimientos efectuados
y por consiguiente proceder a sancionar a la empresa. No se
entiende la ‘devoción obsesiva’ que Mabel Deu le ha
profesado y le profesa a ‘Arasti Barca’ y que ha terminado
como se afirmaba desde Caballas como un sainete, ‘La pasión
de Mabel’.
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OPINIÓN / EDITORIAL
