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OPINIÓN - LUNES, 26 DE AGOSTO DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Las fiestas y el botellón
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

Es algo que cada vez va más unido y es complicado poderlo separar, por mucho que ciertas autoridades se lo propongan.

Hace muy pocas horas me daba una vuelta por la Plaza de España de mi pueblo y aunque los equipos de limpieza estaban haciendo lo posible y lo imposible por dejar aquello limpio, los restos de bolsas de plástico, de botellas de Coca Cola y de varios tipos de licores y otros más siguen dando pruebas de que la noche ha sido larga y que la juventud, especialmente ésta, ha aprovechado al máximo, yo diría que hasta la salida del sol, si es que no más.

Ahora parece que han cambiado las costumbres y se duerme por el día, mientras que la noche se vive plenamente, por parte de muchos jóvenes.

Romper con el botellón, especialmente durante las fiestas y muchos fines de semana, se presenta cada vez más complicado y muy especialmente porque las costumbres han variado durante los últimos años, pero no hay que olvidar que los elevados precios en los bares, además de la más que dudosa calidad en muchos de ellos y los pocos recursos de la mayor parte de los jóvenes han hecho que con lo que les iba a costar una consumición a cada uno son capaces de tomarse cuatro en su fiesta del botellón, al haberse comprado los productos en cualquier tienda y habérselo montado ellos mismos.

Esto, que a nadie se le olvide, implica que se va aumentando la consumición de alcohol, incluso con el poco dinero que, en estos momentos, puede manejar cualquier joven.

No me agrada eso del prohibir por prohibir, pero si no se controlan los precios y las calidades en determinados establecimientos, los jóvenes, especialmente ellos, entrarán menos a esos establecimientos, pero van a ir bebiendo cada día más.

Y a esto hay que unir otro hecho y es que en cualquier tipo de tienda se pueden adquirir todas las variedades que se quieran de diversas marcas de alcohol, sin que haya demasiados problemas para ello.

Es lo que hay ahora mismo y no es que se dé en este lugar o en otro, es que se ha extendido de tal forma esta moda del botellón que casi forma parte de lo que son las fiestas, muy especialmente en el verano.

He hablado de que había restos de ese botellón en mi mismo pueblo, pero eso mismo se viene dando por todas las latitudes de nuestra geografía y que nadie lo achaque a forasteros, que es a lo que se recurre con demasiada frecuencia.

Esto lo llevan a cabo jóvenes, desde edades muy tempranas, aunque también hay otros “más veteranos”, con más años que los simples jovenzuelos y que se suman a esto, con lo que el botellón, ahora mismo, empieza a ser una de las partes básicas de los programas festivos y casi lo único que falta es que el botellón se anuncie, también, en los libros de fiestas de cada una de las poblaciones cuando llegan dichas fiestas.

He dicho y lo repito que no me gusta la prohibición por la prohibición, pero si no hay serios controles, también, en la cuestión del alcohol, nos podemos encontrar, no tardando mucho, con que un elevado número de habitantes de este país han entrado en la zona de adictos a la bebida y no de agua, precisamente. Son los tiempos, me puede decir alguien, pero unos tiempos en los que nada positivo están defendiendo.
 

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