LUNES 19.
Cada vez que alguien se jacta de tener muchos amigos a mí me
dan ganas de recomendarle que sea más comedido a la hora de
pronunciarse en lo tocante a las relaciones amistosas. Pero
me contengo, por no ser tachado de aguafiestas. Me dan ganas
de hacerle ver, en primer lugar, que nunca hay que
apresurarse en hacer un amigo. Cicerón había recomendado
que, antes de arriesgarse a considerarlo como tal, había que
compartir tantas comidas con el posible amigo como para
consumir juntos un quintal de sal. En segundo lugar, hay que
poner a prueba al amigo antes de confiar en él. El tonelero
vierte agua en el barril antes de confiarle el vino. En
tercer lugar, hay que guardarse de una amistad que sirve a
los propósitos del otro y no a los propios, o se corre el
peligro de ser como el roble que soporta a la hiedra y cuya
recompensa es la de terminar siendo asfixiado por ella. En
La Política de la amistad, un pasaje correspondiente a ‘El
mundo de los validos’, libro al que suelo hacerle el
artículo en cuanto se encarta, la amistad, para Cicerón y
Séneca, para Moro y Bacon, era en primer lugar y
ante todo un pacto de ayuda mutua, una forma de clientelismo
mutuo. A propósito de Francis Bacon, filósofo,
político, abogado y escritor de la época isabelina, en el
siglo XIX corrió mucha tinta en el debate de si Bacon era o
no un juez corrupto. No tenemos más que leer un pasaje de
“Of Sutors”, que pasó inalterado de una edición a otra, para
saber que Bacón no consideraba vergonzoso reconocer la
parcialidad, incluso aunque admitiera que no podía haber
excusa para la corrupción: “Si el afecto conduce a un hombre
a favorecer en justicia la mala causa, utilice su compostura
para arreglar el litigio en vez de pasar adelante. Si el
afecto lleva a un juez a favorecer a quien tiene menos
mérito, hágalo sin privar o perjudicar al de más mérito.
Martes. 20
Muchas han sido las veces que yo he manifestado la ayuda
recibida, en mi época de entrenador, por parte de Juan
Barrientos Sevilla, como médico y como aficionado al
fútbol que supo en todo momento compartir conmigo las
dificultades del vestuario y del banquillo. Jamás atisbé en
él el menor indicio de reproche por mis decisiones, aunque
nos las compartiera, ni tampoco se permitió jamás emitir su
opinión futbolística, siendo muchos sus conocimientos del
deporte rey. Pero tampoco es menos cierto que fui cicatero
con su hermano José María: analista clínico que siempre
estuvo atento a contribuir a que los jugadores tuvieran la
oportunidad de estar sanos. Hoy, muy de mañana, he tenido la
oportunidad de cruzarme por la calle con su mujer; la mujer
de José María Barrientos. Y le he preguntado por él.
Y me ha dicho que está en la senda de su recuperación. Y a
mí me ha entrado gran animación y contento. No en vano,
cuando yo viví en un piso de la calle Delgado Serrano y él
estaba al frente del laboratorio que había en el primer
piso, raro era el día en el cual no pegábamos la hebra.
Miércoles. 21
Suena el teléfono. Y es Aurelio Mata quien me llama,
a las doce de la mañana, para decirme que le ha gustado
sobremanera la columna de hoy. Y que ha tenido a bien
recomendar su lectura a sus amigos de Estepona. Que es donde
se encuentra AM en estos momentos. Por cierto, el magnífico
arquitecto ceutí, e inmejorable persona, me pone al tanto de
que Estepona está sufriendo la severidad de la crisis en
todos los sentidos. Nada nuevo bajo el sol andaluz. Y es que
Andalucía, si no se produce algún milagro, mucho me temo que
a medida que vaya pasando el tiempo estará cada vez más
exangüe, catatónica casi, casi muerta… En fin, vuelvo al
principio: que Aurelio Mata me ha llamado porque le ha
gustado sobremanera lo escrito por mí acerca del desgraciado
asunto de Iker Casillas. Quien se está comportando
como un niñato merecedor de un rapapolvo por parte de algún
dirigente del Madrid. En realidad, no sé para qué están
contratados Butragueño y Pardeza. Ay, cuán
conveniente sería que uno de ellos saliera a la palestra a
poner orden. Pero está claro que les puede el miedo a la
prensa que conspira contra Florentino Pérez. Algo que
uno no acaba de comprender.
Jueves 22.
Charla con un empresario que las está pasando canutas pero
que no cesa de luchar denodadamente para mantener el tipo en
momentos donde no tiene el menor inconveniente en decirme
que a veces le siguen dando ganas de mandarlo todo a los
chirlos mirlos. Y, como buen andaluz que es, asegura que es
lugar que está aún más lejos que donde el viento da la
vuelta. Hablamos del paro y lo primero que denuncia es esa
obsesión que hay por lamentarse del paro juvenil mientras se
olvida la tragedia de los parados de larga duración y que
han cumplido cuarenta años o más. Un drama que están
padeciendo casi 3,5 millones de parados de los 6 que llevan
ya mucho tiempo sin currelar. Y a mí, lógicamente, se me
revuelven las tripas al considerar que ese mal trance que
están pasando tales parados acabará, para muchos de ellos,
convirtiéndose en pánico. Ese pánico de los parados del que
nunca me cansaré de decir que pone a quienes lo padecen al
borde del disparate. Y, claro, uno que tiene parados, de esa
edad, en la familia, sufre, cada dos por tres, el acceso de
ira correspondiente.
Viernes. 23
Luis Manso camina por la acera en la cual está
inmortalizado Antonio López Sánchez-Prado. Una de la
tarde. Parece que va ensimismado. Así que me veo obligado a
llamar su atención. Ya que hace mucho tiempo que no hablo
con él y deseo preguntarle por su salud. El coronel Manso me
dice que va tirando. Pero pronto nos ponemos a charlar. Y,
como siempre, mi querido coronel de Infantería y director de
la cátedra Militar de Cultura de Ceuta, hace que conversar
con él sea un placer. Tras dejar a LM, me topo con José
María Campos y, durante varios minutos, hablamos de lo
que solemos hablar quienes escribimos en periódicos: de
columnas, artículos, ensayos… Y a fe que hacerlo con José
María da gusto. Al final, dado que está tan de actualidad,
salió a relucir el culebrón de Gibraltar. Y lo primero que
me dijo mi interlocutor es que él había enviado a la
redacción el mismo artículo que sobre la Roca había escrito
hacia ya la tira de tiempo. Pues seguía teniendo la misma
validez que entonces.
Sábado. 24
Mañana principia el Campeonato para la AD Ceuta FC. El
visitante es el Club Deportivo Alcalá. Equipo, que si no me
falla la memoria, ha sido entrenado varias temporadas por
José Antonio Asián, que es el actual entrenador del
primer equipo ceutí. El domingo vuelve el fútbol al Murube y
se espera que los aficionados acudan al campo con la ilusión
que suele generar todo comienzo en cualquier actividad.
Cierto es que estamos hablando de un categoría, la Tercera
División, que no encaja con las aspiraciones balompédicas de
las que siempre disfrutó esta ciudad. Pero menos da una
piedra. Lo que sí hay que agradecer es que sigan existiendo
personas dispuestas a sacrificar su tiempo y su dinero para
que el fútbol local no deje de estar representado a escala
nacional. Y los dirigentes de la AD Ceuta FC están dando
muestras evidentes de lo que decimos. Por consiguiente, sólo
nos queda desearles toda la suerte del mundo y, desde luego,
confiar en que los muchos conocimientos de Asián, como
entrenador, se traduzcan en hechos dignos de mención. Ojalá
que así sea.
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