Va Alfonso Blanco, popularmente
conocido como “Fito”, y como no tiene nada mejor que hacer,
se me jubila. O sea que pasa al gremio de esa empresa en la
que también nos encontramos, en la que se tiene la suerte de
gozar 365 días al año con permiso por asuntos propios.
Es más, no necesita ninguno de los componentes de esta
empresa pedir días por asuntos propios, ya que se pide un
permiso de par de días y el jefe, en un alarde facultades,
te contesta que: “cojas todo el año”.
Con su pase a esta empresa en la que estamos afiliados
millones de españoles, dejará de realizar la labor que
durante tantos años venía realizando en la feria, donde cada
año era el encargado del montaje de la misma.
Su jubilación ha traído como consecuencia que el menda deje
de ganar dinero, con la falta que me está haciendo en esta
época de crisis, ya que teníamos apalabrada el montaje de
una feria, me reservo el nombre de la misma para evitar
falsas elucubraciones, y por culpa, culpita de su
jubilación, toda la inversión que había salido de mí
bolsillo no la podré recuperar.
No es que sea mucho los gastos, pero algo es algo. Había
invertido en dos bombillas de bajo consumo y tres
guirnaldas, que es la ornamentación que se nos exigía. Total
que me he quedado sin un euro y a la luna de Valencia. Todo
sea por la jubilación de Fito.
Por cierto, sobre el montaje de éste año, tengo que decirle
y le digo que me ha dejado sin poder disfrutar de la feria.
Mi disfrute de la misma, era bajar al jardín donde se
ubicaba la churrería, a altas horas de la madrugada y
tomarme el consabido chocolate con churros.
Ante mi protesta, Fito alega que varias personas que viven
en los edificios cercanos habían protestado por el olor que
desprendían sus cortinas al percibir, durante cinco días el
humo de la churrería en la elaboración de los churros.
Que digo yo, en el supuesto caso que se pueda decir algo sin
molestar a nadie, que hay un aparato que se llama lavadora,
se meten las cortinas en el mismo, se le echa un suavizante
perfumado, se tiende y adiós al olor de churros. En fin, que
hay siglos que no está uno para nada. Pierdo dinero al no
pode realizar la feria en cuestión y encima me quedo sin
poder tomar churros con chocolate.
Y hablando de ferias, auque las comparaciones sean odiosas,
estas ferias actuales nada tienen que ver con aquellas
ferias que se celebraban en el Muelle Cañonero Dato, en La
Gran Vía o al inicio en los terrenos ganados al mar en la
Marina.
La diferencia en favor de aquellas es abismal con las ferias
actuales. Aquellas tenían una cantidad de casetas con
atracciones diarias, de los mejores artistas nacionales o
internacionales que había en el panorama artístico. El
Rebellín, Centro Cultural de los Ejércitos, Suboficiales y
la Municipal, luchaban por traer las mejores atracciones a
cada una de ellas. Artistas de la talla de Rocío Jurado,
Pantoja, Julio Iglesias, Rafael, Lucero Tena, Maruja Díaz,
José Luis Moreno, Chicho Gordillo, Marifé de Triana, Lola
Flores, y otros muchos artistas de talla desfilaron por
aquellas ferias.
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