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OPINIÓN - DOMINGO, 18 DE AGOSTO DE 2013

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES 12.

Me siento a una mesa donde la conversación transcurre sobre los políticos en general. Los políticos siguen siendo el centro de la ira casi generalizada. Tan mal considerados están que a mí se me ocurre recordar una cita de Julio Caro Baroja: “Si hoy existiera la pena de la hoguera, los políticos serían los más sujetos a ellas”. Y nadie dice nada en contra de tan bárbara frase. Ahora bien, en cuanto sale a relucir nuestro alcalde, los contertulios, tras ligeros titubeos, terminan aferrándose a la excusa con la que tratan de aliviar en gran medida la parte de culpa que les corresponda por ser votantes convencidos de Juan Vivas. El comentario es el siguiente: “Vivas no es el mejor, pero no hay otro que pueda competir con él…”. Para meter cizaña, a mí se me ocurre mencionar a Juan Luis Aróstegui. Y los cuatro comensales saltan como un resorte con los ánimos encendidos y los tenedores esgrimidos a modo de daga contra mí. Eso sí, los instintos que descubren duran nada y menos. Algo es algo. Pero confieso que estuvieron a punto de tomarse la justicia por su mano por haberme atrevido yo a nombrar la soga en casa del ahorcado. A partir de ahí, reconozco que me faltó valor para dejar caer el nombre de José Antonio Carracao. Y, desde luego, si me hubiera dado por hacerle el artículo a Mohamed Alí, ninguna falta hace que diga que se hubiera liado la de Dios es Cristo. ¡Viva Vivas, pues! Y a vivir que son días… Ya he empezado a ganarme la amistad de ciertas mujeres.

Martes. 13

Hablando de mujeres, he dejado que pasen algunos días antes de referirme a Mabel Deu: de quien precisamente siempre tuve y sigo teniendo un buen concepto. Con MD coincidí en el entierro de Carlos Chocrón. Así que pudimos charlar durante unos minutos siendo testigo el Delegado del Gobierno, Francisco Antonio González. Fueron pocos minutos de conversación pero los justos para entender perfectamente su mensaje. Y es que a veces no hace falta decir muchas cosas cuando lo que procede es acertar en lo que se quiere transmitir a quien uno se dirige. Por consiguiente, no tengo el menor inconveniente en airear que la consejera de Educación, Cultura y Mujer fue capaz de diagnosticar una pésima situación de modo tan conciso como apropiado. Sin tener que entrar en dimes y diretes que a nada le hubieran conducido. Insisto: habló MD lo justo y lo justo resultó ser el buen análisis de un desencuentro innecesario, examinado por ella con sentido común e inteligencia. Lo cual no es moco de pavo. En los tiempos que corren.

Miércoles. 14

María Dolores de Cospedal ha comparecido ante el juez Ruz, como testigo, en el ‘caso Bárcenas’. Ayer lo hicieron Francisco Álvarez Cascos y Javier Arenas. Expectación a raudales. Tanto o más que la que podría generar un paseíllo de José Tomás en las Ventas del Espíritu Santo, en la próxima Feria de San Isidro. Y, una vez más, como suele suceder ante cualquier espectáculo grande, el asunto se fue al agua. Porque quienes fueron secretarios generales de los populares se hicieron los suecos antes las preguntas de los inquisidores. Tanto Arenas como Álvarez Cascos demostraron que tener memoria no va con ellos. Que ellos pertenecen a los que están convencidos de que la memoria es la inteligencia de los tontos. Y a fe que dieron pruebas evidentes de que ambos pueden tener algunos kilos de más pero que ni siquiera se acuerdan del día en el cual nacieron. Así que perdería el tiempo cualquiera que tratara de decirles a Cascos y Arenas que olvidar lo malo también es tener memoria. A Bárcenas, ante sus desmemoriados compañeros, sólo le queda seguir contando verdades sobre ellos. A María Dolores de Cospedal, en cambio, la memoria le funcionó lo justo: es decir, el tiempo necesario para largarle al juez que ella no tuvo ni arte ni parte en los pagos ‘diferidos’ a Bárcenas. Que semejante chanchullo fue obra de Mariano Rajoy y de Arenas. A partir de ahí, que tampoco son pelos de gorrino, se dio cuenta de que la vida le sería imposible recordando acerca de sobres y de contabilidades extrañas. E hizo de Belinda mejor que en su día lo hiciera Jane Wyman.

Jueves. 15

Sofocante verano. Transito más de una hora por una ciudad desierta. Por la noche, la gente se atreve a tomar el fresco en la calle, al menos en mi barrio. Me tropiezo con un conocido y allá que nos enfrascamos en hablar del mes tan caluroso que estamos teniendo. Y lo hacemos como si fuera la primera vez que ello ocurre. Y a mí, a pesar de los gestos de impaciencia que muestra mi perro por pararme a charlar, me da por recordarle a mi interlocutor que muy pronto nos volveremos a quejar de frío. Es lo que Josep Pla llamaba un juego alterno de puerilidades y que hace siglos y siglos que dura. Para terminar exclamando: ¡Qué insoportable monotonía! Dejo de hablar del socorrido clima estival y, cuando apenas había recorrido unos metros, me topo con alguien que me pregunta si me ha gustado la pretemporada que ha hecho el Madrid. Y le respondo que le he visto jugar nada más que un partido. De modo que carezco de argumentos suficientes para emitir un parecer adecuado, le digo. Y el hombre, con ganas de parrafear acerca del Madrid y sobre todo de José Mourinho, me dijo que estaba seguro de que Ancelotti iba superar con creces la labor del cretino portugués. Lo tuve que aguantar como se aguanta una dolencia en un descampado. ¡Qué otra cosa podía hacer!

Viernes. 16

Representantes del gobierno local y los miembros de la oposición acordaron, fechas atrás, formar una comisión para investigar todo cuanto concierne al contrato de Urbaser con la alcaldía, debido al escándalo de los pagos indebidos por camiones ya amortizados. Y lo hicieron invitando a que comparecieran técnicos y políticos que no estén de vacaciones. Lo cual no deja de ser cachondeable. Así, a la primera reunión acudieron tres y un loro. Lo cual es lo de menos. Porque, aunque hubieran asistido la tira de ellos, la comisión habría seguido siendo puro paripé para darle sepultura a un caso que lleva ya mucho tiempo oliendo a chamusquina. Cualquier comisión de investigación relacionada con la posibilidad de que haya habido trinque y mangancia en cualquier actividad pública, en este caso el contrato de la basura, es tenida como simulación o engaño para darle carpetazo a la cuestión indagada. En este caso, además, para sonrojo de los ciudadanos, los de la comisión se atreven a decirnos que, a lo mejor, hasta se presenta Jesús Simarro y algunos responsables de Urbaser. Quizá, por qué no, para sumarse a la búsqueda del contrato original de la Ciudad con la empresa de la basura. Sería todo un detalle…

Sábado. 17

Estuve viendo el partido Nadal-Federer en el Master 1000 de Cincinatti. Así que me pasé dos horas largas ante el televisor. Y entre una cosa y otra, eran ya las cuatro de la mañana cuando me pude meter en la piltra. Eso sí, el sacrificio mereció la pena: pues Nadal volvió a demostrar que siempre está en plena evolución. Y que, amén de su tan cacareada voluntad y su espíritu de sacrificio –no olvidemos la lesión que ha superado-, su técnica parece no tener fin. Ya que así lo avala su conocimiento del oficio. Conocimiento del oficio que el día anterior le había ayudado a eliminar también al búlgaro Grigor Dimitrov. Otro partido que me exigió pasarme gran parte de la noche en vela. Cuando lo cuento entre conocidos, ninguno se explica que yo tenga declarado que suelo dormirme durante muchos partidos de fútbol que comienzan a las diez de la noche y, sin embargo, sea capaz de permanecer con los ojos abiertos cuando se trata de ver jugar al tenista mallorquín. Por algo será, digo yo. Menos mal que el enfrentamiento con Berdych, hoy, en horario de tarde, no me impedirá irme a sobar como mandan los cánones de la higiene saludable.
 

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