La ministra de Empleo, Fátima
Báñez, llamó hace unos días a los ciudadanos a colaborar en
la lucha contra el fraude. ¿Cómo? A través de un “buzón” en
el que introducir denuncias anónimas. Si sabe de alguien que
de una forma u otra evade al fisco no lo dude, acuda al
buzón de Fátima, no es necesario que dé la cara.
Independientemente de que la propuesta de Báñez se haya
practicado ya en otros países o no e independientemente de
que pueda conllevar casos de denuncia falsa motivados por
rencillas personales más que por la realización de un
delito, el análisis político de este tema debe centrarse en
el mensaje que desde el Gobierno del Partido Popular se está
mandando a la ciudadanía. Mientras que el Partido Popular,
lejos de luchar contra el fraude, lo premia a través de
amnistías fiscales y de recortes en las estructuras de
investigación, su ministra de Empleo nos dice que los
enemigos contra los que debemos luchar son los defraudadores
a pequeña escala, es decir, los pobres y los parados que
hacen una chapucilla en negro para poder llegar a fin de
mes. El Partido Popular, con su política de austeridad mal
entendida basada en recortes sociales brutales que causan
miseria y pobreza, crea las condiciones materiales para que
la gente, desesperada, se vea obligada a realizar actos al
margen de la ley para poder subsistir. Ellos, los que
reducen nuestra calidad de vida, los que nos dicen que no
hay lucha de clases. Sí, ellos, los del partido de los
sobresueldos y los “diferidos”, pretenden que creamos que es
un problema de honradez (hay que denunciar al pobre que
evade porque no es honrado) lo que es en realidad un
problema político (la pobreza que ellos crean desemboca en
pillaje y en la fabricación de pequeños tramposos) al que
ellos deberían poner remedio.
Sabemos que los casos de estafa entre los parados no
constituye un número elevado, sino más bien ridículo
(alrededor de un 0,15%) y sabemos que es en la banca, las
grandes empresas y las grandes fortunas donde se encuentra
más del 70% del fraude fiscal de España. El Gobierno del
Partido Popular juega, una vez más, al despiste. Pretende
colarnos algo inútil disfrazándonoslo de medida antifraude.
Son cortinas de humo para no hablar de lo realmente
importante. Adoptan la táctica populista de UPyD: hacer
creer que luchan contra el problema cuando defienden a capa
y espada las causas que generan el problema.
Lo que hace falta para luchar contra el fraude es una
reforma fiscal que haga que los que tienen más paguen más
(un rico en España paga el 20% de impuestos que un rico en
Suecia). Lo que hace falta para luchar contra el fraude son
más inspectores de hacienda que se dediquen a perseguir a
los ladrones de guante blanco que son tratados por la
opinión pública como respetables hombres de negocios. Lo que
hace falta para luchar contra el fraude es poner fin a las
formas legales de evasión de impuestos de las grandes
fortunas (las SICAV, por ejemplo) y comenzar a hacer leyes
que controlen a los mercados financieros. Y lo último que
nos hace falta a los de abajo es empezar a vernos a nosotros
mismos como al enemigo. Es lo que ellos, los capataces de la
clase dominante, siempre pretenden, y más aún en los tiempos
de crisis.
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