Era la mañana de San Antonio de la
romería del mismo nombre, y mientras me disponía a quedar
con un colega para desayunar, allá que se montaba la
pajarraca en la rotonda de las manos de Dios, donde no se
cómo alguien bautizó como aserejé...
Los viejos, los ancianos, o los mayores se enzarzaron en una
pelea y todos los que pasaban bien andando o bien
conduciendo, no daban crédito a la situación, uno el más
mayor se paró en seco en la rotonda y a ciencia cierta no
sabe uno bien a qué esa brusquedad en la maniobra.
El otro señor más joven le increpó ese tipo de actitud y el
mayor en su cansino pensamiento supongo, lo mandó al carajo,
así en español, el otro le entró el sicuri... si esa
enfermedad que mi hija denominaba a su manera cuando era
pequeña, algo dificil de explicar, como diciendo, te ha
entrado el sicuri... y te vas a poner malito...
Un policía de paisano que pasaba en su vehiculo, intentaba
calmar la situación y que continuaran, otra vez se pararon y
se echaron valor a la Patria y más cojones que nadie, a lo
que tuvimos que acercarnos, y parecíamos nosotros los de
corrupción en Miami.
En este tipo de montoneras lo que ocurre, es que el tercer
vehiculo en discordia, que no se entera de la misa la mitad,
es el que se pone a pitar y se cree que todo son charlas y
quedadas para ver una peli en el plasma de 52 pulgadas con
la parabolica en el tejado.
Uno se veía envuelto en una situación que casi se ponía a
dar explicaciones a los conductores, señores que se han
peleado dos abuelos, que la testiculina rebosa por las
ventanillas de los coches, vayan circulando.
El hombre más joven se paró al final con nosotros y le
aconsejabamos que se fuera a desayunar, que aquello era una
anecdota pero que verdad que es que el hombre nunca deja de
serlo que el rebosaba fuerza y decía ¡ que le meto un
puñetazo ! y esas bravuras sin igual.
Al final traigo esta historia, que más o menos parece como
chascarrillo popular, pero en casi dos meses la tristeza y
la tensión se ha trasladado a los pasos de cebra, donde hay
una sicosis por parte de los peatones, y donde uno palpa que
hay victimas pobres y pacientes ricos, y del país vecino que
nos traen mucho dinero y esos coches de alto voltaje...
hacen la misma maniobra, que si te paras, ellos se lo pasan
por el forro de los cardenales... el paso de cebra, una
señal de respeto en el codigo de circulación, pero que
cabrones, si hasta te recrimine un principe o un dentista,
si vas con tanta prisa, que ni ellos mismos recuerdan los
colocones.
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