Muchas veces las personas ponen el ‘grito en el cielo’
cuando por circunstancias de la vida la rutina se ve
afectada por algún incidente o suceso, sin mirar u observar
que existen otras muchas personas que están viviendo una
situación mucho más crítica. Una de estas situaciones es la
que se encuentra viviendo María Virginia y su marido Aziz
junto a sus dos pequeños de poco más de dos año y ocho meses
respectivamente. Esta familia se encuentra viviendo una
situación muy difícil y se puso en contacto con EL PUEBLO
para contar su historia e intentar encontrar esa pequeña
ayuda que les lleve a mejorar su situación.
María Virginia es venezolana, estudió durante dos años y
medio administración de empresas en Venezuela, posee todos
los estudios hasta bachillerato y emigró a España hace algo
más de ocho años. Después de un primer matrimonio con un
español y al ver que no funcionaban las cosas decidió
separarse y con las mismas su ex-marido le revocó la
nacionalidad por lo que quedó en estado de ilegalidad en el
país. Tras su llegada a Ceuta hace algo más de tres años
conoció a su marido de nacionalidad marroquí y se casó con
él e inició una nueva vida la cual le está siendo bastante
dificultosa.
Lleva desde hace más de tres años intentando arreglar toda
la documentación necesaria para obtener la nacionalidad pero
son cada vez más los requisitos que se le exigen.
Si durante todo este tiempo, ha tenido que superar numerosas
trabas para intentar sacar a sus hijos adelante, en esta
última semana el horizonte se ha oscurecido aún más. Su
marido, Aziz, quien era el único que llevaba dinero a casa
gracias a los portes que a diario hacía en la frontera, ha
visto como ese trabajo ha quedado paralizado debido a la
finalización del Ramadán y por consiguiente a unos días de
fiestas, además las grandes dificultades económicas les ha
llevado a deber tres meses de alquiler de un pequeño garaje
lleno de humedad y poco apto para vivir, viéndose en la
calle, sin donde ir con dos niños pequeños.
Precisamente, ante estas serias dificultades, María Virginia
ha estado acudiendo con cierta periodicidad a la Consejería
de Asuntos Sociales donde le han venido atendiendo y
ofreciendo una serie de ayudas para mantener a sus pequeños,
pero durante el encuentro que EL PUEBLO mantuvo con ella y
el resto de su familia, mostraba su enfado por la “falta de
profesionalidad y de respeto” mostrada por una de las
trabajadoras de la Consejería, que tras “tirarme con cierto
desprecio mi documentación de residente válida por un año,
me dijo que en un año tan sólo me había dedicado a pedir y a
no intentar solucionar mi situación, cuando he estado más de
un año entregando currículos por toda Ceuta y llamando a las
puertas para intentar encontrar algún trabajo y poder sacar
mi familia adelante”. María Virginia también se quejaba que
debido a su actual situación con su nacionalidad, la Ciudad
le ha negado el poder utilizar uno de los puestos vacantes
en el mercado de San José el cual solicitó con el objetivo
poder vender frutas y verduras ya que surgió la oportunidad
de recibir toda la mercancía de una de las naves de verdura
y frutas existentes en la ciudad a un precio muy bajo y eso
le abría una puerta a su futuro y a poder ingresar dinero en
casa para subsistir.
Desde que esta familia mantuvo esta entrevista con este
diario, algunas muestras de solidaridad han provocado que
almenos no duerman en la calle con los pequeños.
Primeramente fue una ayuda económica de 100 euros por parte
de una persona anónima y con el que pudieron dormir en una
pensión y posteriormente el pasado viernes una mujer que vio
a la familia en el jardín ubicado frente a la Residencia de
Mayores ‘Nuestra Señora de África’ y a María Virginia
llorando por la situación la que le ofreció, hasta que pasen
los días de fiestas con motivo del fin del Ramadán, una
pequeña vivienda para que esos pequeños tengan un lugar
donde dormir y descansar como se merecen.
María Virginia y Aziz se mostraban desesperados por la
situación que están viviendo, además el pequeño de ocho
meses sufre de bronquios y el tiempo que ha permanecido en
su anterior vivienda en Benzú le ha agravado esa situación
teniendo que acudir en varias ocasiones al Hospital
Universitario para recibir tratamiento con aerosoles y
broncodilatadores. Ella asegura que no quiere que nadie le
pague nada, que lo único que quiere es que la ayuden a
encontrar un lugar que pueda pagar para poder sacar a sus
hijos hacia adelante con el sudor de su frente.
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