Eran metros de papel que se iban a
contar, eran metros de carril que tenían que pasar, eran
once los días que su madre contaba, si aquella tarde la
Patrona, puso su carita en la arena para que la viera su
madre , como así en su llanto ella lo contaba.
Con su traje de gitana comprado, era un encanto cada mañana
haciendo el camino con su mochila para ser la alegría de
Manzanera, con el oro molido tenía por cabello se empinaba
su hechura para ser una locura al escalón de un kiosko
pidiendo chucherías.
Un perro de verdad, un peluche de reclamo era su mascota por
ser la alegría y la polvorilla que entremezclaba en su
mirada la pasión y el seso comido para sus abuelos.
Hay un lucero encendido que ilumina todas las noches por la
Feria, un helicóptero que vigila que todo vaya bien, por
todos nosotros, surcando las noches agosteñas desafiando la
neblina, mientras asoma a las puertas del Templo, la
Alcaldesa de esta Tierra.
Un gran helado era su deseo, su camino empezaba del mar como
su mirada, como el fuego encendido que daba brillo a su
melena, su cara estaba impregnada en la arenita de la playa,
de la manita, cogía a su abuela, mientras su madre suspiraba
por el sentimiento del Monte Carmelo.
La fatalidad que venía desde la frontera, un demonio calzaba
una guadaña en gran cilindrada, donde el dinero de alta gama
no entiende que estamos al otro lado , tenemos unas normas
que cumplir.
Eran metros que respetar, pintados listones de color blanco,
entre crespones negros que saltaron por los aires en menos
que pedirle a Dios que no se la llevara.
Cómo sería si en el ultimo adiós, los médicos se decía si
lleva pintado los colores de España en su pelo, si del mar
al cielo un angel se iba de lucero, y todas las noches, la
ilumina una luz que gobierna el cielo, porque la Reina de
los Mares, sin darse cuenta, le hacía falta un lucero, pero
por orden de la Alcaldesa Santa María de Africa, cada noches
de la Feria, la vemos saltando con su trajecito, loca de
contenta por los cacharritos.
P.D. ELLA VOLVERA.
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