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OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE AGOSTO DE 2013

 
OPINIÓN / COLABORACION

¿Dónde están ahora los sueños de
mi amigo y maestro Carlos Chocrón?

Por Nuria de Madariaga


Yo sé y ustedes saben donde están hoy los sueños, los proyectos, las mil ideas pendientes de este hombre creativo, rebelde con causa, artista y antes que nada y sobre todo profundamente bueno. Que es el mejor título que puede otorgársele a un ser humano, el que pueda decirse de él sin pestañear que era un hombre bueno y encima sentir en el alma que con este calificativo se dice la verdad.

Yo tuve el privilegio, durante mis años en Ceuta, de conocer a personas maravillosas y me haría falta la extensión de este artículo para enumerarlas. Pero con Carlos Chocrón y su Fundación, de quienes tanto he escrito en este ‘Pueblo de Ceuta’, existió siempre un flash espiritual e intelectual. Nunca olvidaré el día de la presentación de la Fundación Chocrón-Macías cuando, en torno a la mesa bien repleta tras el acto, hablamos Guillermo Martínez, ese gran jurista, el joyero Chocrón y servidora de un sueño mágico: el jardín botánico de Ceuta. Sesuda charla onírica en la que resplandeció la idea de un rincón con un parque de mariposas, una estatua del Principito y otros muchos destellos luminosos, que plasmé en su día en alguno de mis escritos, en los que ocupaba un lugar predominante una pérgola tipo siglo XIX con rosas trepadoras “para celebrar bodas”.

Como artista, creador y orfebre, el maestro Chocrón amaba la belleza y deseaba firmemente “enseñar” esa cualidad íntima y hermosa, de ahí su sueño cumplido de la escuela de joyería, capaz de despertar el talento de tantos genios latentes. Para mí diseñó en metal una cruz esenia consistente en una cruz blanca con una estrella de David azul superpuesta y entendió perfectamente que, como esenia, prefiero el sencillo metal al oro y a la plata. Aquí la tengo y orgullosa la exhibo, por su profundo significado.

¡Pero no todo fue idílico en las relaciones de esta escribidora, de El Pueblo de Ceuta y de la revista ‘Ceuta Siglo XXI’ con Carlos Chocrón! Entre ambos fraguamos la idea de los reportajes de “Joyas con arte, arte con joyas” que espero que reproduzcan en su memoria, porque fue el factótum del proyecto, el resto actuábamos de comparsas, es decir Jacob Hachuel ponía los cuadros pintados por mi esposo Erik el Belga que representaban “el arte”, yo ponía el teclado mágico de mi ordenador del palomar de la redacción que estaba mirando al mar, Angel Muñoz mandaba al también artista Fidel Raso o a Patricia Gardeu. Y Chocrón mandaba, disponía y dirigía sin admitir que le discutiéramos. Para cada obra de arte pictórico elegía obras de arte de joyería y cuando se trató de flores las empapó de diamantes Pero ¿y cuando Hachuel apareció con un cuadro del profeta Jeremías?. Complicado.

El Chocrón imaginativo se empeñó en una alegoría del tiempo y de la sabiduría de los profetas y se empeñó en que “había que encontrar un reloj de arena”. Así que removió Roma con Santiago porque “nadie” parecía tener un reloj de arena, ni tampoco una pluma antigua y un tintero, y sin reloj, pluma antigua y tintero se negaba a hacer el montaje decorativo. ¿Tenía paciencia el Santo Job? ¿Era y es el maestro Chocrón perfeccionista y meticuloso?. Al final se consiguió, pero nos hizo sudar la gota gorda, como siempre, por mucho que después nos ofreciera uno de sus perfumados cafés, nos regalara la fragancia Chocrón, esa que siempre asociaré a Ceuta, a las elecciones, al viento de levante, a las gaviotas, al maravilloso despliegue de nubes que conforma el museo de nubes ceutí y que terminará siendo BIC, a la biblioteca Militar de Ceuta con sus espíritus y a ese lapsus esotérico en el tiempo y en el espacio que significa el privilegio de haber vivido en una ciudad gobernada por una Virgen templaria que llegó por los mares portada por sus monjes guerreros.

Para quienes nada significa la muerte sino un paso al otro lugar, cualquier despedida parece incoherente, siempre es “hasta luego” siempre será un “maestro, nos vemos”. Y nos veremos ante una taza de café en una tarde de invierno en la joyería Chocrón, o discutiendo porque hacía repetir mil veces el encuadre de una foto, o fantaseando sobre pérgolas y mariposas o apenados como en aquel funeral en la sinagoga por los niñitos muertos en Toulouse. Siempre callada la secreta admiración ante ese hombre bueno y profundamente afortunado, una familia maravillosa, querido por todos, capaz de crear obras de arte divinas y también leales relaciones humanas con sus amigos.

Ahora un mensaje para el maestro Chocrón allá donde se encuentre junto a sus sueños: Maestro, amigo, gracias por tu amistad y por tu ejemplo. Anoche a través de facebook mi amigo el alcalde de Segorbe, el popular Rafael Calvo Calpe nos regaló a todos los amigos de Israel una joya, una nana sefardita de 1.500 que cantaban las madres a sus hijos en la judería de Segorbe, dice así, “Ven despacio mi lailica / ven despacio yo te pido/ pa que duerma el catanico/ Yo le canto cancioncicas/ y el jilguero desde el nido/ ya se queda calladico/ y él se duerme al instantico/ Lailica que traes la brisa/ no me apagues la menoráh/ Mi hijico ya duerme agora/mi hijico ya duerme agora/yo le velo hasta la aurora “

Me gustaría amigo, que se la enseñes a los ángeles de Dios y que hables también con ellos del parque botánico, con el jardín de mariposas, la estatua del Principito y la pérgola de flores. Hasta pronto amigo, haberte conocido y conocerte ha sido una auténtica pincelada de belleza en mi vida, mis manos en tus manos, que Dios te bendiga y no te digo que no nos olvides, porque sé que nunca nos olvidarás. Te queremos.
 

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