LUNES 29.
Javier Arenas dijo no ha mucho que Luis Bárcenas era
su amigo y que éste había prestado grandes servicios al
Partido Popular. A medida que el ex tesorero fue largando y
poniendo en un brete a los principales dirigentes del
partido, mediante acusaciones de cobrar sobresueldos, quien
fuera secretario general de los populares principió a dar
marcha atrás. Hasta el punto de acabar maldiciendo el
momento en el cual María Dolores de Cospedal provocó
la ira del alpinista onubense. Javier Arenas, andaluz que va
de simpático por la vida y que es conocido por su
campechanía calculada y por sus abrazos chillados, ha sido
citado como testigo en el ‘caso Bárcenas por el juez Ruz. De
Javier Arenas suelo yo recordar una escena correspondiente
al día en el cual Juan Vivas, tras un voto de
censura, fuel investido alcalde de esta ciudad. Aquel día,
en la Cafetería Real, siendo testigos Francisco Antonio
González, Francisco Olivencia y Enrique
Gímenez-Reyna, secretario de Estado, Arenas puso en duda
que Juan Vivas tuviera cualidades suficientes para gobernar
esta ciudad. Y se quedó tan pancho. Pasado los años, uno
principia a creer que el actual vicesecretario general de
los populares podía llevar razón.
Martes. 30
Un miembro de la familia de Serafín Becerra me dice
que a ver cuándo el gobierno decide rotular una calle con el
nombre de éste. Y me pide que lo escriba. Y mi respuesta es
la siguiente: a mí me parece que nuestro alcalde no cederá
jamás a esa petición. Y mucho menos si quien hace de
intermediario soy yo. Aun así, ningún inconveniente tengo yo
en propalar tu deseo. En cuanto a si Serafín Becerra merece
ese reconocimiento, no tengo la menor duda. De modo que ni
siquiera hace falta recordar sus méritos. Que fueron muchos.
Cierto es, como tú dices, que otras personas obtuvieron esa
distinción con menos hechos destacables a favor de la
ciudad; pero, a tu edad, deberías saber que no todos somos
iguales a la hora de recibir consideraciones. Los
galardones, casi nunca recaen en los mejores, sino en
quienes han tenido actitudes lacayunas hacia los
gobernantes. En una palabra: en los que, incluso sin
necesidad, decidieron ponerse, incondicionalmente, a las
órdenes del monterilla de turno.
Miércoles. 31
Se me presenta la oportunidad de conversar con Felipe
Escane. Y a fe que la aprovecho. Tras unos minutos de
tanteo, acerca de la finitud a la cual estamos todos
abocados, ya que durante la semana se nos han ido dos
amigos, pasamos a hablar de fútbol. Deporte que a ambos nos
chifla. Y, claro, nos adentramos por vericuetos tácticos,
técnicos y estratégicos que suelen pasar inadvertidos para
los aficionados. Pero más que contarles a ustedes esas
cuestiones futbolísticas de las que nos pasamos un rato
largo repasándolas, lo que deseo es reconocer, una vez más,
el buen talante con que se muestra quien fuera presidente de
la Asociación Deportiva Ceuta. FE, como dirigente principal
del primer equipo de la ciudad que fue, recibió pocas
críticas gratificantes por mi parte sobre algunas
actuaciones, lo cual no le impide, cada vez que nos hallamos
en cualquier sitio, atender mis saludos y ponerse a pegar la
hebra conmigo. Un amigo mío, a quien hace ya mucho tiempo
que no veo, diría que FE sabe maneras.
Jueves. 1
Me entero de que Pepe Silleros ha fallecido. Y allá
que acudo presto a su velatorio. Y me encuentro con su hijo
Quique y con compañeros de Caja Madrid, donde tantos
años prestó sus servicios. Y les cuento que a Pepe lo conocí
yo nada más llegar a Ceuta, verano de 1982, cuando él era un
fan de la Agrupación Deportiva Ceuta y me miraba como si yo
fuera un cualquiera en cuestiones futbolísticas. Hasta que
se convenció de que estaba ante un entrenador que conocía el
oficio. A partir de ahí nuestras relaciones fueron mejorando
y acabó en una amistad sincera. Anécdotas hay que avalan lo
que digo. Una de ellas sucedió en el Murube en un partido
frente al Sevilla Atlético. Ganaban los locales por un tanto
a cero en el descanso. Y Pepe, siempre tan apasionado, me
preguntó que podía ocurrir en la segunda parte, y le dije
que los sevillanos podían conseguir cinco o más goles. El
filial sevillista terminó ganando por cinco a uno. Y yo me
gané la enemistad de Goicoechea: entrenador de la ADC. Pepe
era un vitalista que tardó cierto tiempo en darse cuenta de
que practicar deporte es un bien incuestionable. La última
vez que nos vimos, cerca de su domicilio, me percaté de que
estaba perdiendo la costumbre de vivir. Echaré de menos sus
charlas conmigo. Y, desde luego, le tendré siempre en la
libreta de la memoria donde están inscritos mis amigos.
Viernes. 2
Alberto San Sebastián, director del Hotel Parador La
Muralla. está a punto ya de cumplir seis meses de estancia
en esta ciudad. Pues, si la memoria no me falla, creo que
arribó a principios de marzo. Alberto llegó a su destino con
enormes deseos de agradar y sobre todo confiado en que sus
muchos conocimientos profesionales, y su entusiasmo, harían
posible que el establecimiento hostelero principiara a
subsanar los problemas que venía arrastrando y que se fueron
agravando con la crisis económica. Ayer, jueves, nos vimos
por casualidad y lo primero que se nos ocurrió es charlar de
manera distendida acerca de varios asuntos. Y volvió a
demostrarme que sigue teniendo las ideas muy claras en
relación con la labor que le fue encomendada. Como siempre
que hemos tenido la oportunidad de pegar la hebra, Alberto y
yo hemos echado también la vista hacia atrás para recordar
cosas de su pueblo: Ponferrada. Donde siempre que estuve me
lo pasé más que bien.
Sábado. 3
Raúl Del Pozo llegó a Madrid en los sesenta a luchar
en el reporterismo y las esquinas. Él venía de Cuenca a los
madriles y yo lo hacía de la capital de España a la tierra
de un periodista del cual ya se decía que era capricho de
muchas mujeres, a jugar al fútbol cada dos semanas. Un día,
en la Cafetería Bar Recoletos, me lo presentó Luis Elices
Cuevas, antes de que Emilio Romero lo enviara de
corresponsal a Londres, Buenos Aires, Moscú y por ahí.
Cuando regresó a España, su columnismo fue tachado de tener
más imágenes que ideas, así que me llevó al huerto. Ayer
tuve la oportunidad de ver a Raúl del Pozo en el programa
‘Te vas a enterar’, de Cuatro, y vino a decir que Bárcenas
no ha dicho su última palabra sobre Rajoy y demás
gentes del PP. Lo que más me agradó de tan extraordinario
reportero, como él quiere ser reconocido, es su forma de
hablar, en cuanto las circunstancias se lo exigen: ya que
tanto su escritura como su charla está molturada de noches,
argots, ninfas, fuegos, póquer, flamenco, calles, toreros,
putas, chaperos, chulerías madrileña, gracia en bruto,
whisky, madrugada y caló, como bien lo describiera
Francisco Umbral en su Diccionario de Literatura. De
modo que, en un momento determinado de la entrevista, dijo:
“A mí Bárcenas me la suda”. Y de María Dolores de
Cospedal no tuvo el menor empacho en propalar que le
habían contado que no era más torpe porque era imposible
serlo más. Con otras palabras… En fin, que es lo mismo que
en 2009 yo manifesté acerca de la secretaria general de los
populares.
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