La construcción de toda
edificación se debe iniciar desde los cimientos. Pero, sin
embargo, la actual España democrática, presuntamente fue
construida constitucionalmente en 1978 desde el techo del
monarca Juan Carlos I, a pesar de ser impuesto por el
dictador Franco. Cuando lo ideal hubiera sido que España, se
constituyera democráticamente desde los cimientos de la
soberanía del pueblo, que es desde donde debe emanar los
poderes públicos.
Consecuentemente, los redactores del constitucionalismo
español, tuvieron que tragar lo inaceptable en favor de que
se alcanzara la democracia en España. Creyendo, entre otras
cosas, que la vigente Constitución es machista y discrimina
a la mujer favoreciendo al varón. Y si la Justicia debería
ser igual para todos, presuntamente no lo es, porque ciertos
miembros de los poderes públicos, al disfrutar del
privilegio de ser aforados, no necesitan personarse en los
juzgados para declarar…
Tras la jugada maestra realizada a través de la mano negra
de la política española para aliñar esta Constitución. Urge
una profunda reforma de los pilares que sustentan a la
España bananera de charangas y panderetas. Porque el
presunto trasiego corrupto no es admisible en una
democracia. Debiendo la ciudadanía poner a esas partículas
corruptas de la España oficial en el orden moral, cívico y
ético adecuado. Porque el casi todo vale, ya no se le puede
permitir a ciertos miembros de la España oficial. Porque la
España real (pueblo), está pagando injustamente todos los
desmadres y despilfarros que comete la España oficial.
Y al sustentar con todas las consecuencias la España real,
con sus impuestos y productividad a la España oficial.
Debería existir un total equilibrio correlativo económico,
político y social entre ambas. De lo contrario, el choque
será cruento si eclosiona esto, al haber provocado
presuntamente la España oficial, que los jinetes de la
Apocalipsis estén arrasando a la España real.
Motivando tal disparate y desproporcionalidad, que las
diferencias existentes entre la España oficial y la España
real sean tan abismales, hasta el punto, que mientras la
España oficial disfruta de toda clase de coberturas, lujos y
privilegios; la España real agoniza de hambre... Por ello,
sin conocerse profundamente los entresijos de la actual
España oficial, es imposible comprender el por qué de tanta
miseria y pobreza existente en la España real.
De la España oficial, tenemos como primer estandarte o
insigne oficial y caballero a SM el Rey, el que reina en
España pero no gobierna, siendo su figura inviolable e
inimputable por cualquier hecho que cometa. Agradeciéndole,
no obstante, a SM, que pidiera perdón cuando lo de la caza
de elefantes en Botswana. Pero a la España real, que no
dispone de lo más esencial para subsistir, desearía que
todos, hasta él, fuéramos iguales hasta ante la Ley...
Por ello, en la España oficial, es presuntamente evidente,
que gozan de muchos privilegios él y el resto de los
miembros de la Casa Real, hasta el punto, que por ser
quienes son y lo que representan en la España oficial. A la
infanta Cristina, en la entidad bancaria de la Caixa donde
la tienen colocada. Supongo, que para alejarla y apartarla
presuntamente de todo el affaire corrupto del caso Nóos y de
los e-mail de su marido el “empalmado duque de Palma”, Iñaki
Urdangarín… La trasladan a una sucursal de Ginebra con sus
hijos, hasta que se calme la tormenta que les azota…
Creyendo, además, por el bien de la democracia, de la
igualdad y del bien común, que los graves errores y los
choriceos, saqueos y mangoneos… que comentan los políticos
de la España oficial, lo deben pagar con arreglo a las leyes
vigentes. Porque en determinados presuntos casos no les
ocurre absolutamente nada, a pesar de que, entre ellos, se
suelen acusar con el “tú más”. Y en vez de ser penalizarlos,
presuntamente los arropan y recompensan con cargos
importantes, para agradecerles los servicios prestados, y
para que cierren el pico, ya que “por la boca muere el pez”.
De la España real, sin embargo, uno de los últimos casos
significativos, puede ser la ciudadana gaditana, doña
Inmaculada Michinina, la que al hacer uso de la palabra
recientemente en un pleno del Ayuntamiento de Cádiz,
solicitando una licencia para un puesto ambulante, con
objeto de poder vender sus manualidades, para darle de comer
a sus hijos. Dijo, más claro que el agua de un manantial de
la serranía gaditana, lo siguiente: “Somos familias en paro
y estáis exprimiendo nuestras dignidades. Vosotros nos
demostráis en cada pleno que pasáis de nosotros. Os hemos
dado ese puesto para que trabajéis para el pueblo. Pero no
os enteráis, porque estáis en un pedestal ganado muy buenos
sueldos. ¡Déjennos tener dignidad!, por favor, ¡Déjennos,
tener dignidad!”.
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